Con enorme satisfacción y orgullo, el equipo de Ceteris Paribus se complace en compartir el perfil de la economista Waleska Rangel, ganadora del Premio «Adam Smith» Economista Joven del Año 2023 de Ceteris Paribus en la categoría femenina. Este reconocimiento es un tributo a su destacada trayectoria, su impacto en el ámbito económico venezolano fundamental para el progreso del país y su compromiso por aportar soluciones innovadoras y valiosas a los desafíos de nuestra sociedad.
Waleska es economista egresada de la Universidad Central de Venezuela, actualmente se encuentra cursando la Maestría en Finanzas del IESA. Durante su etapa profesional se ha desarrollado en diferentes áreas de la economía con el fin de propiciar la toma de decisiones eficientes. Ha dedicado su trayectoria a la ciencia de datos, análisis de datos, Business Intelligence, Business Analytics, Machine Learning y, asociado a esto, es redactora de artículos de opinión sobre data science, economía y finanzas empresariales.
1. ¿Quién es Waleska más allá de lo académico y profesional?
Más allá de los títulos y el trabajo, soy una persona profundamente curiosa, con una pasión por aprender algo nuevo cada día. Disfruto cada momento con mi familia y amigos, porque he aprendido a valorar lo que tenemos en el presente. En los últimos años he tenido muchísimas ganas de hacer cosas nuevas que me hagan salir de mi zona de confort.
Me mueve el deseo de construir una vida con propósito, en la que pueda contribuir a transformar realidades, pero también disfrutar de lo cotidiano: una buena conversación, un libro que inspire o una caminata que aclare la mente. Valoro la empatía, la disciplina y la posibilidad de impactar positivamente en quienes me rodean, ya sea como profesional, como amiga o como ciudadana.
2. ¿Qué habilidades o cualidades personales sientes que te han llevado hasta dónde estás hoy?
Creo que la perseverancia ha sido una de las más determinantes. Muchas veces el camino no ha sido lineal, pero la capacidad de insistir, de adaptarme y seguir avanzando ha marcado la diferencia. También la curiosidad: siempre he buscado entender el porqué de las cosas, no conformarme con explicaciones simples, y eso me ha llevado a explorar nuevas herramientas y enfoques, como el análisis de datos cuando me gradué de economista.
3. ¿Qué te inspiró a estudiar economía y a seguir una carrera en este campo?
Para mí el ser economista es tan importante como ser médico, porque un mal economista mata de hambre a todo un país. Me formé porque tenía la idea de que se podía construir una mejor sociedad, tomando políticas económicas idóneas sin importar que sean impopulares. La economía me ofrecía un lenguaje para interpretar esa realidad, pero también una herramienta para transformarla aunque sea teóricamente.
4. ¿Cuáles han sido los mayores desafíos que has enfrentado como economista y cómo los superaste?
Creo que lo mismo para cada economista venezolano, ver a tu país destruido por malas políticas económicas, saber qué se está haciendo mal, pero no poder hacer nada. Como economistas hemos vivido un conglomerado de eventos que al principio solo veíamos en los libros, sin embargo, cuando se volvieron reales, tales como la hiperinflación, el desafío fue mayor porque sembró desconfianza en la profesión, en la capacidad de resolver problemas y de ofrecer una mejor calidad de vida.
5. ¿Cuál consideras que ha sido tu mayor logro hasta ahora a nivel académico y profesional?
En lo académico considero que el estudiar finanzas con una cohorte mayoritariamente de hombres, y destacar por mi buen rendimiento académico ha sido un logro increíble para mí. De igual forma, que los profesores me consideraran alguien con el conocimiento y las capacidades para dar clases, preparadurías o mentorías, sin duda lo valoro muchísimo. A nivel profesional creería que el especializarme y prepararme para afrontar otros retos ha sido una de mis mejores decisiones porque ha abierto una cantidad innumerable de puertas y me ha dado a conocer tanto en BI como en finanzas.
6. ¿Qué consejo le darías a otros jóvenes economistas que están empezando su carrera?
Lo primero que deben saber es que están estudiando una carrera maravillosa, con un campo laboral bastante amplio, y con una importancia inconmensurable tanto para la sociedad como para el mundo. Venezuela requiere buenos economistas, por ende, den todo en la carrera, estudien, aprendan, sean curiosos, publiquen, investiguen (si el tiempo lo permite). Hay que ser apasionado por lo que se hace, si queremos hacerlo bien y disfrutar en el camino. Todas las materias son importantes, y más aún las que se asocian con el área de preferencia de cada uno, pero si tengo que recomendarte prestar atención en una clase sería en la de econometría.
Si tu sueño es ser economista entonces trata de ser el mejor. No mejor que nadie, mejor que tu versión anterior. Ser economista es un reto enorme, pero también un honor, y en nuestras manos está la reconstrucción de Venezuela.
7. ¿Qué cambios o innovaciones te gustaría ver en el campo de la economía en los próximos años?
Me gustaría ver una economía más integradora, que no se limite a los grandes agregados macroeconómicos, sino que incorpore de forma real las dinámicas de grupos tradicionalmente marginados. Desde mi experiencia trabajando con datos en contextos sociales complejos, he visto cómo el análisis profundo puede revelar desigualdades invisibles y permitir intervenciones más efectivas. Esa capacidad de traducir números en decisiones con impacto humano es algo que la economía necesita reforzar.
También creo firmemente en la necesidad de una economía más conectada con el diseño de políticas públicas basadas en evidencia. Hoy más que nunca, contamos con herramientas para medir con precisión, corregir en tiempo real y diseñar programas que respondan a las necesidades reales de la población. La innovación en este sentido no es solo técnica, sino institucional: necesitamos fortalecer las capacidades del Estado y crear puentes más sólidos entre el análisis y la acción.
Por otro lado, me entusiasma el avance hacia modelos que integren crecimiento económico con sostenibilidad ambiental. No se trata de renunciar al lucro, sino de asumirlo con una visión de liderazgo más responsable. Desde la empresa privada hasta los gobiernos, debemos entender que generar valor económico y generar valor social no son objetivos excluyentes. Creo que el futuro de la economía está en esa convergencia: una mirada más humana, más conectada con el planeta y más consciente de su impacto.
8. ¿Cuáles son tus libros o publicaciones favoritas sobre economía? ¿Por qué?
La verdad leo muchas cosas, no solo del ámbito económico sino también de datos. En los últimos meses he estado enfocada en leer sobre finanzas, y estos son los que capturaron toda mi atención:
- Barbarians at the Gate, de Bryan Burrough y John Helyar, me fascinó por cómo narra la batalla por el control de RJR Nabisco; es un ejemplo brillante de cómo los mercados financieros, la ambición corporativa y las emociones convergen en momentos decisivos.
- El inversor inteligente, de Benjamin Graham, es un clásico que me enseñó la importancia de la disciplina y la filosofía detrás de la inversión de valor. Aunque fue escrito hace décadas, sus principios siguen siendo vigentes y me ayudaron a ver las finanzas desde una perspectiva más racional.
- Por qué fracasan los países, de Daron Acemoglu y James A. Robinson, porque conecta instituciones, política y economía de forma contundente. Ese libro me hizo reafirmar que, sin instituciones sólidas, no hay desarrollo sostenible posible.
- El cisne negro, de Nassim Nicholas Taleb, me marcó porque cuestiona las certezas y nos recuerda que los eventos inesperados y extremos pueden cambiarlo todo. En un mundo como el nuestro, con tantas capas de incertidumbre, esa perspectiva es más necesaria que nunca.
- Cualquier ejemplar de freakonomics vale totalmente la pena si quieren obtener datos random sobre cualquier tema que a los autores se les ocurra, lo que más me gustó es que la economía abarca tantas aristas de nuestras vidas que a veces ni cuenta nos damos.
- Entre los que recomendaría, sin duda está Economía útil para tiempos difíciles, de Abhijit V. Banerjee y Esther Duflo. Es un libro reciente que combina rigor con sensibilidad social, y que ofrece una mirada realista pero esperanzadora sobre los desafíos del desarrollo. Me gusta porque no se queda en la teoría, sino que parte de evidencia concreta y de experimentos reales.
9. ¿Qué significa para ti haber ganado el premio «Economista Joven del Año» en la categoría femenina?
Este reconocimiento fue profundamente significativo para mí, no solo a nivel profesional, sino también personal. Ser elegida Economista Joven del Año en la categoría femenina (primera edición) representa una muestra de que es posible abrirse camino en un campo que aún está marcado por grandes brechas de género. Fue un logro individual, si, pero también representa una gran responsabilidad a seguir contribuyendo con ética, visión, esfuerzo, compromiso y profesionalismo, con la intención de que más mujeres se sientan parte, se atrevan y sean reconocidas por su talento.
Reconocimientos así me impulsan a seguir formándome, a compartir lo aprendido y a luchar por construir una economía más diversa, más moderna y conectada con las necesidades reales de la sociedad.
10. ¿Dónde te visualizas de aquí a 10 años a nivel profesional?
En un ambiente tan cambiante como el venezolano, estas preguntas siempre son un poco complicadas porque muchas veces adaptamos las metas y propósitos al contexto nacional. Lo que puedo decir es que a nivel profesional me veo con algunos otros títulos más, porque nunca debemos dejar de aprender y prepararnos para ser nuestra mejor versión. El objetivo es ser referente en el área de datos y finanzas, liderando organizaciones, ofreciendo mentorías, dando clases y por supuesto, empoderando a más niñas y mujeres para que logren lo mismo o más de lo que yo logré.
Me visualizo haciendo las cosas diferentes, siendo disruptiva y yendo en contra de la corriente, porque así soy, siempre lo he sido, algunos me llaman terca, pero yo lo llamo “persistencia” y apegarme a lo que soy y a lo que creo.
11. Te has especializado profesionalmente en el análisis de datos y académicamente en las finanzas, ¿Qué tipo de desafíos has enfrentado en este tipo de proyectos y cómo los has superado? ¿Consideras que hay un área de convergencia entre ambas ramas de la economía?
Cuando decidí hacer una maestría en finanzas estuve motivada por la idea de que eso me permitiría ofrecer un mejor análisis para tomar decisiones financieras sobre basamentos estrictamente confiables. La convergencia entre análisis de datos y finanzas no solo es posible, sino que es cada vez más necesaria. Hoy, entender los mercados, evaluar riesgos o proyectar escenarios requiere combinar la profundidad conceptual de las finanzas con herramientas cuantitativas robustas. Desde modelos de scoring crediticio (mi trabajo de grado en la maestría) hasta simulaciones de portafolio o detección de fraudes, hay un terreno enorme donde estas dos ramas se conectan.
Sin embargo, más allá de lo técnico, esta convergencia también abre una puerta a repensar la forma en que se diseñan productos financieros, cómo se gestionan carteras o se miden impactos. En mi caso, me ha permitido generar valor no solo desde el análisis numérico, sino también desde la capacidad de anticipar comportamientos, detectar patrones y proponer soluciones ajustadas a la realidad de los usuarios o de los mercados en los que operan.
¿Desafíos? Muchísimos. Uno de los principales ha sido traducir datos complejos en información útil para la toma de decisiones financieras, especialmente en contextos donde la calidad o disponibilidad de los datos es limitada.
12. ¿Cuál consideras que es la misión de las próximas generaciones en nuestro país y cómo crees que puedan alcanzar un impacto significativo y contribuir positivamente a la sociedad?
Reconstruir. Y no hablo de hacer un edificio, no hablo en términos materiales o económicos, hablo de lo institucional, de lo ético, de la sociedad en general. Venezuela necesita una generación que no solo quiera salir adelante individualmente, sino que esté dispuesta a pensar en soluciones sostenibles, inclusivas y escalables para los grandes desafíos que enfrentamos como sociedad. Que comencemos a pensar como ciudadanos, seamos empáticos y respetuosos.
Para lograr un impacto significativo, será clave fortalecer la educación, recuperar la confianza en lo público y fomentar una cultura de innovación con propósito. Las herramientas existen: acceso al conocimiento, tecnología, redes globales. Lo que necesitamos ahora es una visión clara, sentido de corresponsabilidad y espacios donde las ideas se puedan traducir en acción.
Estoy convencida de que, si logramos alinear talento, formación y compromiso, las nuevas generaciones podrán transformar nuestro país desde distintos frentes: la ciencia, el emprendimiento, las políticas públicas, la economía o la cultura. Y sobre todo, podrán hacerlo sin perder la esperanza, que sigue siendo uno de nuestros activos más valiosos.

