¿Cuál es el potencial económico del Esequibo y cómo impactaría a Venezuela? – Parte II

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Imagen: Tal Cual

Por: María Eugenia García y Jesús Martínez

Caracas, 08 de abril de 2024

Como pudimos observar en nuestra primera entrega de “¿Cuál es el potencial económico del Esequibo y cómo impactaría a Venezuela?”, con una superficie mayor a la de países como Inglaterra, Cuba o Grecia, el Esequibo es un territorio lleno de minerales, petróleo y otros recursos naturales cuya diversidad es una de las mayores del mundo. 

Así pues, una vez revisadas las importantes riquezas que se encuentran en este amplio territorio, no cabe duda de que una hipotética recuperación de la soberanía del mismo por parte de Venezuela, bien sea a partir de un fallo judicial que establezca la Corte Internacional de Justicia o través de cualquier otro mecanismo, tendría un impacto expansivo muy importante en el país, particularmente a través del gran potencial que posee este espacio geográfico en diversas industrias que podrían desarrollarse en el largo plazo y que reforzarían, en definitiva, el papel que ya Venezuela tiene como potencia energética de la región. 

¿Qué impacto a nivel económico tendría una hipotética recuperación del Esequibo?

En otras palabras, si a esa configuración ya poseída por Venezuela al tener en su subsuelo las mayores reservas de petróleo de todo el mundo, la posesión de recursos naturales mineros, incluyendo minerales estratégicos y tierras raras que para otros países son considerados críticos, si incluimos todo el tema de los grandes yacimientos de piedras preciosas concentradas en lo que se conoce como el “Arco Minero” y si además incluimos todo el potencial de energías renovables que Venezuela posee por la vía de todos los afluentes y saltos de agua encontrados en el Macizo Guayanés, aunado al potencial agrícola, marino y de biodiversidad en el que Venezuela es uno de los principales países del mundo, le añadimos entonces la posibilidad de una incorporación definitiva del territorio Esequibo, incrementando las reservas ya existentes al resto del desarrollo nacional, se estaría hablando de impulsar la economía venezolana hacia nuevas alturas que podrían transformar a Venezuela en una potencia regional.

Es decir, lo que sucedería es un apalancamiento de Venezuela como un actor fundamental en el entorno económico de la región porque estaríamos hablando de que el bloque Stabroek que hoy lo están explotando empresas extranjeras petroleras, pasaría a control venezolano al proyectarse el país en su fachada atlántica, lo cual a su vez representa una pieza fundamental en el rompecabezas geopolítico y geoestratégico de toda el área del Caribe y Sudamérica. En definitiva, la explotación sostenible de estos recursos podría no solo fortalecer la base económica de Venezuela, sino también diversificar sus fuentes de ingresos, reforzar el papel que juega Venezuela en el plano internacional y satisfacer tanto las necesidades internas como de exportar productos de alta calidad.

Para tener una idea de este impacto tomemos en cuenta el caso de Guyana, país que actualmente ejerce de facto el control y administración de la zona. Durante los años noventa y principios de los 2000, la economía guyanesa mostraba uno de los PIB per cápita más bajos y de más lento crecimiento de América Latina y el Caribe, sin embargo, el descubrimiento de petróleo en 2015 convirtió a Guyana, en cuestión de pocos años, en una de las economías más prometedoras de la región, registrando sostenidamente tasas de crecimiento reales de dos dígitos a partir de 2020 y cuadruplicando su tamaño desde el inicio de la extracción de petróleo (finales de 2019 a 2023).

Así pues, los inesperados hallazgos de petróleo y gas han hecho que Guyana, un país de tan solo 800.000 habitantes, se convirtiera de la noche a la mañana en la economía de mayor crecimiento de todo el mundo, esperándose que su PIB real siga creciendo extremadamente rápido en este 2024 (26,5%) y que se mantenga en un promedio anual de 20% durante el periodo 2024-2028, a medida que comiencen a operar más campos petroleros, crezca la economía no petrolera y se continúe la fuerte inversión en infraestructura.

La rentabilidad del petróleo ha sido tal que, de acuerdo con el profesor Francisco Rodríguez, la inversión inicial proyectada en los bloques Liza 1 y Liza 2 en el año 2016 alcanzaba los 3.700 millones de dólares, pues bien, en 2023 ya esa inversión inicial había sido recuperada y estaba dando ganancias. De hecho, Guyana reportó para 2022, 5.800 millones de dólares en ganancias, es decir, producto de las inversiones y de las explotaciones y regalías que tienen que pagar las empresas al gobierno guyanés.

Apreciaciones apuntarían que, para Venezuela, el impacto no sería tan grande por diversas razones. En primer lugar, la economía venezolana es mucho más grande y desarrollada que la guyanesa, más de 4 veces, de acuerdo con datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) al cierre de 2023, por otra parte, tiene mucha más población, alrededor de 30 millones en comparación a poco menos de un millón de la excolonia británica y, finalmente, la economía venezolana ya tiene una industria petrolera establecida desde hace muchos años, al contrario de Guyana para el cual esta entrada de divisas significa un shock bastante importante para su economía.

Es así que con el fin de estimar con un mayor nivel de precisión cómo impactaría en la economía venezolana una hipotética inclusión del territorio Esequibo nos dimos a la tarea de realizar una simulación en la que calculamos con los datos que tenemos a disposición cuánto crecería el PIB de Venezuela si incluyéramos a la Guayana Esequiba. como un estado más del país.

Dado que no existen datos oficiales que midan exactamente el PIB de la zona en reclamación fue necesario entonces triangular información para alcanzar realizar esta valoración. Considerando que Guyana administra el territorio y en sus mapas el área aparece como parte integrante de seis regiones del país, abarcando la totalidad de las regiones de Barima-Waini, Pomeroon-Supenaam y Cuyuni-Mazaruni; así como la mayor parte de las regiones de Alto Takutu-Alto Esequibo y Potaro-Siparuni; y la parte occidental de la región de Islas Esequibo-Demerara Occidental (las tres últimas con sectores a ambos lados del río Esequibo), entonces se decidió sumar el PIB de estas regiones para obtener el total del territorio en reclamación.

Lamentablemente, el Banco de Guyana en sus informes de variables macroeconómicas no informa los datos de PIB a nivel subnacional, solo brinda información a nivel nacional, por tanto, decidió utilizarse la base de datos del Ingreso Nacional Bruto (US$ PPA de 2011) publicada por Global Data Lab (GDL) como el mejor proxy del PIB. GDL es una iniciativa de la Universidad Radboud de Nimega que provee datos de más de 100 indicadores subnacionales en una amplia gama de campos, incluidos educación, género, riqueza, pobreza, propiedad de activos, fertilidad, ventana demográfica, mortalidad infantil, vacunas, características de la vivienda, servicios públicos y retraso del crecimiento infantil.

Considerando que la data de GDL solo estaba disponible hasta 2021, se calculó el “PIB Esequibo” para ese año y luego se proyectó la serie de tiempo basadas en las estimaciones de crecimiento económico del FMI para Guyana. Ciertamente este supuesto poseía la debilidad de que extrapolaba el crecimiento de todo el país al de esta región, pero, por otra parte, se consideró que el nivel de error era más bien pequeño, puesto que el principal impulsor de la economía guyanesa en este momento es precisamente la región del Esequibo, sin contar que esta zona representa más del 70% de lo que Guyana considera su extensión territorial, si bien solo posee alrededor del 31% de su población. De esta manera, se obtuvo el PIB Esequibo entre 2021 y 2028.

Finalmente, sumando el PIB del Esequibo y el PIB de Venezuela fue posible estimar cuánto agregaría esta región a la economía venezolana. Nuestras estimaciones son las siguientes: Suponiendo que este mismo año 2024, Venezuela incorporase a la Guayana Esequiba bajo su soberanía, el PIB real del país pasaría de un 4,5% que es la estimación base del FMI, a un espectacular crecimiento del 11,95%, es decir, el país crecería en el corto plazo 7,45 puntos porcentuales adicionales, pudiendo la economía guayanesa agregar en el mediano plazo un promedio de 9,20 puntos porcentuales anuales a la venezolana entre 2025 y 2028. Asimismo, se encontró que el tamaño del PIB del Esequibo podría llegar representar un 6,36% del total nacional, lo cual lo ubicaría como el quinto estado más importante en términos de su PIB, por detrás de Zulia, Miranda, Carabobo y el Distrito Federal, pero por delante de Aragua y Bolívar.

Nota: Considerando que no se cuentan con estimaciones de crecimiento para la economía venezolana después de 2024, entre 2025 y 2028 solo se consideran los puntos porcentuales adicionales que agregaría la región del Esequibo al PIB venezolano como un todo.

Comentarios finales

A grandes rasgos, la incorporación del Esequibo a Venezuela representaría un hito histórico con un impacto económico de gran envergadura para el país. El desarrollo de las riquezas del territorio en disputa tiene un gran potencial para impulsar el crecimiento económico de Venezuela, de diversificar la economía, posicionando al país como un actor internacional relevante en la categoría económica ya que aunada a la producción petrolera tendrá gran relevancia en el mercado de recursos minerales. Adicionalmente, la riqueza del Esequibo impulsaría el desarrollo de industrias como la petroquímica, la minería, la forestal y la agricultura, creando nuevas oportunidades de empleo y desarrollo, lo que puede impactar positivamente en el bienestar social de la población venezolana al aumentar las inversiones privadas y extranjeras e inversiones públicas en materia de educación, salud, infraestructura y servicios públicos.

Sin embargo, cabe resaltar, que la exploración y explotación de estos recursos no están exentas de desafíos. La gestión ambiental sostenible para evitar daños y perjuicios en la flora y fauna de la región y la consideración de las comunidades locales son imperativos para evitar los impactos negativos que podrían surgir con la extracción de recursos naturales a gran escala. En este sentido, la planificación estratégica y la colaboración con la comunidad internacional también son esenciales para asegurar que el desarrollo económico beneficie no solo a Venezuela, sino también a la región en su conjunto. Asimismo, para evitar caer en la tesis de la maldición de los recursos, Venezuela debe hacerle frente a todos los desafíos que se suscitarán en la administración de una una importante reserva de minerales, petróleo, tierras raras y otros recursos naturales evitando ser aún más dependiente de los mismos.

Por otra parte, también es importante considerar las formas en las cuales se daría esta hipotética recuperación. En este ejercicio que hemos planteado, se ha considerado un escenario pacífico de recuperación de la soberanía, pero si este conflicto concluye por otros medios, puede alterar el beneficio económico potencial que pudiera traer la región del Esequibo a la economía venezolana.

En la medida en que la actual controversia está sujeta a un proceso jurisdiccional llevado ante la Corte Internacional de Justicia, esta circunstancia supone que solo una vez se establezca la validez o no del Laudo, el Estado que resulte beneficiado por la decisión en cuanto a la jurisdicción del territorio, es decir, al ejercicio de soberanía que corresponda podría como tal ocupar y ejercer los actos de administración y posesión en plenitud del ejercicio de su soberanía. 

Pero incluso suponiendo que Venezuela saliera airosa de todos estos procesos en los cuales, como ya hemos mencionado, cuenta con todas las pruebas históricas, es importante considerar también las tensiones sociales derivadas de la posible integración de dos poblaciones con diferentes culturas e historias, lo que a largo plazo podría generar desafíos de convivencia e integración económica. En tal sentido, este proceso de adaptación y de identidad debe ser tratado con delicadeza y sensibilidad y venir acompañado de inversión en la población para garantizar educación y oportunidades, proyectando así un capital humano sostenible y robusto.

En este contexto, el futuro del Esequibo no solo es una cuestión de soberanía, sino también de visión económica y desarrollo sostenible. La exploración de las riquezas de esta región, combinada con un enfoque equitativo y responsable, podría transformar no solo la economía venezolana, sino también el paisaje geopolítico de América del Sur.

Referencias bibliográficas

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