¿Cuál es el potencial económico del Esequibo y cómo impactaría a Venezuela? – Parte I

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Imagen: Diálogo Américas

Por: María Eugenia García y Jesús Martínez

Caracas, 01 de abril de 2024

Una fecha crucial en el calendario

El próximo lunes 8 de abril se cumple la fecha límite otorgada por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) a Venezuela para que presente su contramemoria sobre la controversia con Guyana por el territorio Esequibo. Este, sin lugar a dudas, es un día “crucial” en una compleja disputa de casi dos siglos que parece aún muy lejos de terminar.

La “contramemoria” es un extenso escrito que detallaría los alegatos y las pruebas documentales que posee Venezuela para probar la nulidad del Laudo Arbitral de París de 1899 en el que inicialmente se le otorgó el territorio a la excolonia británica. Según todos los gobiernos venezolanos desde el siglo XX, ese laudo es “nulo e írrito” como documento en cuanto a la potestad territorial sobre el Esequibo.

En este sentido, el gobierno venezolano deberá decidir si finalmente acude ante la CIJ de La Haya para defender su potestad territorial sobre el vasto territorio que va desde las orillas del Delta del Orinoco hasta el Río Esequibo, o si se ausenta, desconociendo de esta manera la jurisdicción del organismo internacional sobre el asunto como han sugerido diversos voceros tras el referendo consultivo del 3 de diciembre de 2023 en el que los votantes decidieron no reconocer a la CIJ, pero considerando que el caso seguirá su curso en ese tribunal independientemente de lo que resuelva Venezuela, siendo la decisión final legalmente vinculante para ambos países.

Al momento de redactar este artículo, la CIJ aún espera que Venezuela presente el referido documento.

La pregunta clave

De acuerdo con diversos analistas y expertos en el tema, Venezuela cuenta con todos los documentos históricos para obtener un fallo favorable en el caso, declarándose la nulidad del Laudo Arbitral de 1899 para que posteriormente le sea reconocida la titularidad del territorio. Sin embargo, el referendo consultivo de diciembre abrió la puerta a la posible ausencia de Venezuela ante la Corte de la Haya, optando por una “vía de la anexión”, tal como ha señalado Guyana. 

Si bien la anexión, entendida como ejercicio de la fuerza u ocupación, no es una práctica de su política exterior ni de la historia de Venezuela, y así ha dado demostraciones, Venezuela parece decidida a romper el status quo en medio de las crecientes tensiones, a pesar de que en diciembre la Corte advirtió que el país debe abstenerse de tomar cualquier medida que cambie la actual situación que prevalece en el territorio en disputa, donde Guyana ejerce de facto el control y administra esa área.

Algunas de las medidas que se tomaron como resultado del referendo incluyen la designación de la Autoridad Única del Esequibo, la creación de una Alta Comisión Nacional para la Defensa y Recuperación del Esequibo, el Decreto del Nuevo Mapa de Venezuela que incorpora el Esequibo como un territorio no en reclamación sino reafirma el carácter de territorio venezolano y la creación de la División de Petróleo Estatal del Esequibo que establece una regulación sobre las concesiones petrolíferas en el área. También y, no menos importante, la creación de una zona de defensa o una ZODI Esequibo, así como la declaración de monumentos, parques nacionales, zonas protegidas de la Guayana Esequiba en momentos en que se tiene conocimiento que hay una explotación creciente minera en el área continental. Asimismo, el presidente de la República dio tres meses para que se retiren las compañías petroleras autorizadas por Guyana para operar en las aguas en disputa.

Todo este escenario ha puesto de relieve una vez más este conflicto centenario por una zona de 159.542 kilómetros cuadrados que, con sus paisajes diversos y sus inmensas reservas minerales y agrícolas, se yergue como un tesoro estratégico que teje las narrativas de Venezuela y Guyana y se ha entrelazado con el desarrollo económico y la geopolítica regional. Aunque el reclamo histórico de Venezuela ha persistido durante años por un territorio que siempre ha considerado suyo, ciertamente el conflicto ha tomado otro valor desde 2015, cuando se descubrieron vastos yacimientos de petróleo en la zona. Ante esto, la pregunta que ha empezado a resonar en círculos de economistas y políticos es clara: ¿Cómo se vería beneficiada la economía de Venezuela en el caso hipotético de recuperar la soberanía completa sobre este territorio, sea mediante la vía legal de la CIJ gracias a un fallo beneficioso a los intereses venezolanos o mediante la anexión?

La riqueza del Esequibo

Para responder a esta pregunta es importante, en primer lugar, conocer cuáles son las riquezas que posee esta zona, lo cual, debido a la misma disputa es difícil de establecer con certeza debido a que el Esequibo durante mucho tiempo había sido un territorio prácticamente inexplorado en el que no se había ejercido una presencia activa o estudio a profundidad por parte de ninguno de los dos países con el fin de no exacerbar el conflicto.

Los datos presentados a continuación se basan en información secundaria de diversas fuentes, así como los valiosos aportes del profesor Francisco Rodríguez, politólogo, con postgrado en Política y Derecho Internacional, doctorando en Derecho Internacional Público y profesor de la materia Negociaciones Continentales en la Universidad Latinoamericana y del Caribe (ULAC) quien ha brindado su experticia sobre el tema.

Petróleo y gas

Sin lugar a dudas, el petróleo constituye el principal atractivo y riqueza del territorio Esequibo. De hecho, las tensiones entre Venezuela y Guyana aumentaron hace cerca de una década justo cuando comenzaron a descubrirse cientos de yacimientos de petróleo en áreas costeras de la zona en disputa. 

La mayoría de las reservas se encuentran en un bloque de petróleo y gas de 26.800 kilómetros cuadrados conocido como “Stabroek”, ubicado en la costa de la zona de la Guayana, una parte en la Guyana propiamente, y la otra parte en la fachada de la Guayana Esequiba, en la Zona en Reclamación, y una porción menor frente a la desembocadura del río Orinoco y la costa del Delta Amacuro que es zona venezolana incuestionable. En otras palabras, se estaría hablando de una línea de costa, con una extensión aproximada de 300 km y una proyección de 40 km de agua oceánica que estaría dentro de las aguas que, eventualmente, una vez se decida el ejercicio de jurisdiccionalidad por parte de los estados que reclaman la Guayana Esequiba, el ganador obtendría para sí.

Cabe resaltar que las primeras exploraciones se venían haciendo ya desde la década de los 80, pero no se continuaron por el reconocimiento que hizo la petrolera ExxonMobil en aquella época de la reclamación venezolana de la Guayana Esequiba, así que para no exacerbar el conflicto, no procedió a continuar con las exploraciones, pero luego de la ruptura de relaciones de inversión en Venezuela tras la negativa a acogerse al nuevo esquema de empresas mixtas planteado por el expresidente Hugo Chávez, la empresa abandona el paìs y empieza a redimensionar su presencia en las aguas jurisdiccionales en reclamación por el potencial que ya habían proyectado en décadas anteriores.

Es así que hacia el año 2015-2016, inician las primeras exploraciones directas en pozo, encontrando cuantiosas cantidades de petróleo en dos pozos inicialmente, Liza 1 y Liza 2, seguidos del descubrimiento de nuevos yacimientos que han incrementado el potencial petrolero de la zona. Para tener una idea de cuánto podría significar en términos de producción petrolera, en un primer momento, las proyecciones estimaban reservas de aproximadamente 4.000 millones de barriles de petróleo y de gas asociado en el área, pero esta cifra ha ido incrementando paulatinamente y, a la fecha, ya las proyecciones estiman reservas de más de 11.000 millones de barriles de petróleo en 46 descubrimientos de la multinacional ExxonMobil y sus socios, lo que representaría cerca de 0,6% del total de reservas a nivel mundial, pudiendo incluso aumentar en la medida en que se continúen las fases de exploración y de explotación costa afuera.

En este respecto, un detalle que es importante mencionar es que en el bloque Stabroek la calidad del petróleo es superior, es decir, posee grados API más livianos que los que Venezuela posee, por ejemplo, en la faja petrolífera del Orinoco, lo cual le da a este petróleo mucha más salida comercial. Actualmente, Guyana ha aumentado a 8 los bloques de exploración y aprobó recientemente contratos para un conjunto de empresas que han decidido también entrar en el bloque Stabroek, entre estas se encuentran Chevron y la CNOOC china. Además de ellas en el área circundante también están ingresando la Total francesa en una alianza con otras empresas que incluyen a Catar Energy y la Arabia Dream de Arabia Saudita, también la malasia Petronas, el International Group Investment e igualmente la Montego Energy también están ingresando al bloque Stabroek para licitar y para proceder a la exploración y explotación de los campos que allí se están descubriendo.

Según datos de la consultora Refinitiv Eikon, Guyana alcanzó a exportar un aproximado de 400.000 barriles diarios durante 2023, más del triple de lo que producía en 2021. Analistas del sitio web OilPrice afirman que esa producción en su totalidad provino del bloque Stabroek, estimándose que para 2027, la producción de petróleo del bloque pudiera alcanzar más de 1,2 millones de barriles de petróleo diarios.

Pero no sólo es petróleo, las exploraciones en la zona también han descubierto importantes reservas de gas. La gran mayoría se encontraría en el sureste del bloque cerca de la frontera con Surinam, gran parte fuera del área en disputa, pero aún con incidencia en la fachada atlántica del Esequibo, según señala el Ministerio de Recursos Naturales de Guyana. En este sentido, el Ministro de Finanzas de Guyana, Ashni Singh, afirmó en enero de 2023 que las reservas de gas del bloque se estiman en alrededor de 17 billones de pies cúbicos. De esta manera, el petróleo y el gas que son fuentes de energía muy importantes pasan a ocupar entonces a ocupar un lugar privilegiado dentro de los cálculos que se hacen con el propósito de tener su control.

Riquezas minerales

Otro de los secretos mejor guardados de la Guayana Esequiba es su increíble potencial minero. Además de petróleo, el Esequibo es una región con cuantiosos recursos minerales, aún del todo no cuantificados o proyectados, incluyendo oro, diamantes, cobre, hierro, aluminio, manganeso, bauxita, uranio e incluso tierras raras, que se encuentran dispersos en la región, ofreciendo oportunidades económicas significativas.

En esto tiene relación el hecho de que la “zona en reclamación”, desde un punto de vista geográfico, forme parte del Macizo Guayanés, por ende, comparte características muy similares con estados de Venezuela como Delta Amacuro, Bolívar y Amazonas. En estos estados precisamente, se encuentra el Arco Minero del Orinoco, un área de explotación de más de 111.800 kilómetros cuadrados que cuenta con grandes reservas de estos minerales.

De hecho, se podría afirmar que la minería representa en gran parte el origen de la controversia, mucho antes de la cuestión petrolera, ya que hace poco más de 130 – 140 años, en el marco del establecimiento del patrón oro a nivel mundial, cuando el Reino Unido descubrió la existencia de oro en la zona buscó extender la frontera inicial mediante la polémica «Línea Schomburgk», agregándole unos 85.000 kilómetros cuadrados a su colonia para así acceder a los cuantiosos yacimientos de este mineral que había en el territorio venezolano, mientras que Venezuela, recurriendo a los límites establecidos al momento de su independencia, aseguraba que su frontera se extendía hasta el este del río Esequibo.

A pesar de ello, para 1876 ya se habían establecido minas de oro habitadas principalmente por personas de habla inglesa en la cuenca del río Cuyuní, que para ese entonces se ubicaba en territorio venezolano, más allá de la línea Schomburgk, pero dentro de un área que Schomburgk pensaba que Londres podría reclamar. En este espacio nació la mina de oro de Omai, que se convertiría en una de las más grandes del Escudo Guayanés y que, casi dos siglos después, sigue produciendo riquezas al punto de ser una de las mayores fuentes de ingresos de la actual Guyana.

Si bien es difícil poder discriminar cuánto de la producción minera guyanesa corresponde realmente al área en reclamación puesto que no hay una fuente que discrimine los datos de esa manera, se estima que el grueso de la producción se localiza en buena parte de la zona disputada. Es así que, tomando como base datos disponibles del Servicio Geológico de los Estados Unidos, que se basan a su vez en información provista por la Comisión de Minas y Geología de Guyana, se sabe que en lo que se refiere a la producción de oro, la mina de Omai produjo más de 3,7 millones de onzas de este mineral entre 1993 y 2005, en lo que fue probablemente su mejor momento.

Pero esta no es la única mina en las áreas del río Cuyuní, en la zona hay un conjunto de empresas que están operando desde 1997, entre ellas está la empresa canadiense Sandspring que opera en el yacimiento Toroparu, con proyecciones de 6 millones de onzas, y Guyana Goldfields que opera los campos de las concesiones de Aurora y Aranca, que con una extensión de 307.589 hectáreas en el caso de la primera, proyecta riquezas de aproximadamente 275.000 onzas de oro en la superficie y 2.030 onzas bajo la superficie.

Estos descubrimientos han dado como resultado una dinámica industria aurífera que en 2015 produjo un total de 14.029 kilos de oro, en 2016, 22.168 kilos, en 2017, 20.334 kilos y en 2019 cerró con 19.800 kilos de producción de oro en mina. En lo que respecta a la producción de diamantes, tomando como medida el karat o quilate tenemos que para 2015 la producción alcanzó 118.451 quilates, luego creció en 2016 a 139.890 y en el 2017 decreció a 52.161 quilates, para llegar en 2019 a una recuperación progresiva a 54.993 quilates. Por su parte, la bauxita en 2015 tuvo una producción métrica de 1.498 y para 2019 alcanzó las 1.900 toneladas métricas, lo cual nos da una idea del posicionamiento minero que Guyana viene progresivamente realizando y una parte importante de contribución a ese potencial minero es la incorporación progresiva de las zonas productoras en el área en reclamación y, en ese sentido, aunque no hay un levantamiento completo de toda la riqueza que allí existe, todos esos recursos que están allí presentes pasan a ocupar un lugar importante en los cálculos estratégicos de los países en disputa.

Riquezas marinas

En el área marina frente al Esequibo se encuentran, que se tenga conocimiento hasta los momentos, las prospecciones más prometedoras de riqueza del territorio. No es para menos, precisamente aquí se encuentra el «mar de petróleo» que reavivó las tensiones entre Guyana y Venezuela. Sin embargo, es importante resaltar que, además de los recursos petrolíferos y gasíferos de la fachada atlántica, las fuentes hídricas dentro la región guardan otros tesoros interesantes.

Para empezar, los casi 300 km de costa y alrededor de 40 km de aguas oceánicas del Esequibo, no solo dan acceso a la mayor parte del bloque Stabroek sino que esa costa y sus aguas permiten consolidar y extender una salida hacia el Atlántico, esto, en consecuencia, otorga unos 370 kilómetros de zona económica exclusiva, que dan jurisdicción aduanera, lo que quiere decir que cualquier embarcación que pase por allí tiene que tributar, pero, en realidad, la extensa red de afluentes hídricos del Esequibo es de los recursos naturales más importantes del territorio. Esta red de ríos incluye algunos tan importantes como el Cuyuní, Mazaruní, Kuyuwini, Potaro, Rupununi, entre otros, que son afluentes del imponente río Esequibo y albergan una gran variedad de peces, fauna marina e impresionantes cascadas de más de 200 metros tales como las cataratas Kaieteur y las de Tumatumari que son hasta cinco veces más altas que las del Niágara, ubicadas entre EE.UU. y Canadá.

No obstante, la importancia de estos cuerpos de agua va más allá de la pesca y el turismo. Los recursos hídricos del Esequibo pueden ser vitales para el futuro ya que estos ríos poseen un gran potencial para generar energía hidroeléctrica. Además, en un entorno marcado por la crisis medioambiental y la escasez de agua, contar con una red de ríos como la que tiene este territorio podría ser importantísimo para cualquier estrategia de resiliencia climática.

Otras riquezas

Sumando a todo lo que hemos mencionado, el Esequibo presenta otras potenciales riquezas que pocas veces son consideradas, en primer lugar, es importante mencionar que la topología de este territorio se encuentra principalmente conformada por tepuyes, es decir, formaciones montañosas con cimas planas y paredes inusualmente verticales compuestas principalmente por areniscas y que están entre las estructuras emergidas más antiguas del planeta, con unos 2.000-4.000 millones de años de antigüedad que poseen una biodiversidad que es de un interés fundamental tanto para la ciencia como para otros sectores como es el caso de la medicina y otros campos de actividad económica que se derivan, o que se asocian a este tipo de actividad.

Asimismo, la región también cuenta con vastas extensiones de tierra fértil como ciertas llanuras y ríos que proporcionan condiciones propicias para la agricultura y la ganadería, particularmente la siembra de arroz que Guyana ha venido impulsando, lo que le brinda un potencial agrícola considerable. Además cuenta con amplias zonas naturales rodeadas de una diversa fauna y flora, así como atractivos naturales únicos, por lo que el Esequibo puede convertirse en un destino turístico muy demandado si se desarrolla adecuadamente esta industria.

Finalmente, y no menos importante, es menester hacer referencia a la riqueza humana. El Esequibo es hogar de aproximadamente 138.000 habitantes de diversas ascendencias étnicas y religiosas que incluye indoguyaneses, afroguyaneses, mestizos, amerindios indígenas y otras nacionalidades, con una cultura particular producto de años de ocupación inglesa, los cuales mediante su trabajo crean riqueza en la región y contribuyen al crecimiento económico de la zona.

Comentarios finales

Una vez revisado lo anterior, no cabe duda de que el Esequibo posee un enorme potencial económico. Sus vastos recursos naturales como el petróleo, oro, diamantes, bauxita, tierras raras, entre otros, lo convierten en una región de gran interés para la inversión extranjera. 

Por tanto, no es descabellado suponer que la hipotética recuperación de este territorio por parte de Venezuela podría convertir al país en un actor importante en el mercado global de recursos naturales, significando un impulso significativo para su economía, generando miles de empleos e ingresos por exportaciones. Además, la explotación sostenible de los recursos de este territorio gracias a una solución del conflicto territorial podría contribuir no solo al desarrollo económico de la región, sino también en el social, mejorando la calidad de vida de sus habitantes.

Este tema tan desafiante como apasionante es, desde luego, sumamente complejo, así que merece ser analizado con detalle. En este orden de ideas, la pregunta que sigue es ¿Qué impacto cuantificable a nivel económico tendría una hipotética recuperación del Esequibo? Esto lo responderemos en nuestro próximo artículo, donde exploraremos en profundidad este tema.

Referencias bibliográficas

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