Imagen: El Nacional
Por: María Eugenia García y Jesús Martínez
Caracas, 23 de febrero de 2022
Los puntos de vista aquí expresados son propiedad exclusiva del entrevistado y no necesariamente reflejan la opinión de Ceteris Paribus.
Desde el 2013, Venezuela experimenta su mayor crisis económica en la historia: escasez de bienes y servicios, un poder adquisitivo erosionado por la inflación, desempleo, y una amplia gama de variables macroeconómicas desequilibradas que han desencadenado una merma en la calidad de vida de todos los ciudadanos. Muchos han podido reinventarse: consiguen un trabajo que les permite desarrollarse, forman emprendimientos y se ingenian para vencer el sistema. A otros no les ha ido mejor: viven en pobreza, atraviesan día a dia calamidades, no pueden atender sus necesidades básicas de alimentación, salud, vivienda u ropa y calzado y van deteriorándose cada vez más. Sin embargo, otros han decidido buscar un mejor futuro para ellos y sus familias, fuera de las fronteras venezolanas.
Miles de venezolanos han tenido que abandonar su tierra, en aras de buscar una mejor calidad de vida. Familias se han visto dispersas a lo largo de todo el globo terráqueo, el famoso “cumpleaños feliz” venezolano ya no se disfruta en una mesa rodeado de seres queridos, ahora se canta la versión corta en una llamada de zoom, luego de coordinar finalmente entre las distintas diferencias horarias de sus participantes. Padres abandonan a sus hijos, familias se disuelven, gemelos se separan, deben dejar a las mascotas en Venezuela… Todos estos son los distintos costos de oportunidad a los que deben enfrentarse los venezolanos que toman esta difícil decisión de emigrar.
El éxodo venezolano tiene al menos una década en auge. De acuerdo con la proyección en el 2015 del Instituto Nacional de Estadística de Venezuela (INE), en el 2020 el país contaría con 32.605.423 habitantes. Sin embargo, las proyecciones más recientes de la oficina de población de la ONU (UNPOP), calculan que para dicho año Venezuela tenía 28.436.000 habitantes: unos cuatro millones de personas menos de lo esperado, una población similar a la existente en 2010.
Y es que según la ONU, Venezuela es el país del mundo que más población ha perdido en los últimos cinco años, incluso más que Siria, que está sumergido en una guerra civil. Además, se estima que en ese periodo de tiempo, aproximadamente unos 6 millones de venezolanos han emigrado. Venezuela no solo atraviesa una crisis económica muy aguda, sino que además, cuenta con cada vez menos capital humano, menos profesionales para construir el país y con menos jóvenes que levantarán el futuro. El país se ha reservado en su mayoría para ancianos y niños, pues los jóvenes son los que, en su mayoría, emprenden un futuro en otro país.
A pesar de la delicada situación en el país, los venezolanos en el extranjero no la tienen precisamente fácil: hoy en día deben enfrentarse a muchos controles y limitaciones migratorias, a la xenofobia, a dejar de lado su profesión y ejercer oficios informales con tal de sobrevivir y poder aportar financieramente a la familia que han dejado en Venezuela, por lo que muchos venezolanos han tomado la decisión de quedarse en su país natal o de devolverse a su tierra, después de haber emigrado.
Entre todos los países del mundo, Colombia ha sido el gran receptor de la migración producto de la crisis económica que aqueja a Venezuela, lo que ha ocasionado que los mismos venezolanos atraviesen la frontera por la facilidad que ello sugiere en comparación con otros destinos y la similitud de las economías y culturas. De acuerdo con la BBC, alberga más de 1,7 millones de venezolanos. Varios de ellos se han podido establecer, de acuerdo a lo que esperaban para su futuro, en el país. Sin embargo, ¿Colombia está de acuerdo con esta oleada masiva de venezolanos en sus tierras? ¿Está preparada para recibir, con brazos abiertos, la cantidad de venezolanos que se dirigen hacia allá anualmente? ¿Cuál es el impacto económico, social y cultural de la diáspora venezolana hacia el hermano país? Con el propósito de contestar estas preguntas, el día de hoy Ceteris Paribus se complace en entrevistar al economista y consultor Santiago Sequeda.
Santiago es economista liberal candidato a Magíster en Políticas Públicas y Desarrollo. Se ha desempeñado como Consultor nacional en temas de educación para la paz, políticas públicas para la infancia, consultor para entidades del orden Público y Empresarial, columnista, docente catedrático de distintas universidades de la región, y líder de varias iniciativas en el marco de la economía naranja y la gestión cultural. Sus principales líneas de investigación son: Public Choice School, migración, pobreza y desarrollo, pensamiento e historia económica.
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