Imagen: Equilibrium Cende
Por: María Eugenia García y Jesús Martínez
Caracas, 31 de enero de 2022
Saber qué le puede deparar el futuro a la economía venezolana es algo difícil de predecir. El año 2021, por ejemplo, evidenció una nueva narrativa en lo económico que muy pocos anticiparon, la cual se cimentó, en palabras del economista Asdrúbal Oliveros, “sobre la base del cambio de paradigmas a lo interno del gobierno, que pasó de una visión sumamente dogmática socialista del manejo económico a una más pragmática”.
Gracias a esto, durante el 2021 Venezuela se enfrentó a una tasa de inflación menor, a una mayor oferta de bienes y servicios, a un tipo de cambio más estable y a tasas de crecimientos más favorables que las de los últimos 8 años. Esto, sin embargo, no significa que sea una panacea, puesto que aún queda mucho camino por recorrer para hablar de una recuperación económica real en el país.
El rumbo que tomará la economía venezolana en 2022 es hoy un punto central de interés, puesto que este año podría ser un punto de inflexión en muchos aspectos del devenir económico. Así que para abordar este extenso, pero tan interesante tema, hemos decidido compartir con ustedes las estimaciones económicas que desde Ceteris Paribus hemos analizado en los distintos componentes de la economía venezolana.
Crecimiento económico: La economía evidenciará números positivos
Sin lugar a duda, 2021 fue un año interesante en lo que al crecimiento económico se refiere. Si bien sería arriesgado afirmar una “recuperación económica” para 2021 sí fue evidente un mayor nivel de dinamismo en la economía, con sectores expandiéndose o reactivándose luego de más de un año de pandemia.
En este sentido se ha asegurado que el 2021 fue el primer año de crecimiento económico en el país desde que empezó la denominada «guerra económica» y las «sanciones criminales del imperialismo norteamericano», al lograr la economía venezolana un crecimiento del 7,6% en el tercer trimestre del año pasado.
En esto coinciden diversas instituciones especializadas que han proyectado un crecimiento en 2021 superior al 4% de la economía venezolana. Sin embargo los números varían, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estimó una nueva caída del PIB en un 4%. Los cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI), por su parte, siguen previendo una recesión de 5 puntos del PIB para Venezuela. Ecoanalítica calculó una ligera caída del PIB de 0,5%, lo que significó una “estabilización en el foso” según palabras de la consultora.
En general hay un consenso interpretativo que habla de una caída entorno al 1% en 2021. Lo que la mayoría de los economistas reconoce es que, al menos, ha terminado la caída libre de la economía venezolana que desde 2013, cuando el PIB creció 1%, no hacía sino ir en picada, resultando en una pérdida de alrededor del 80% de la riqueza en términos reales.

Considerando que el PIB ha comenzado a evidenciar signos de recuperación es posible que la economía venezolana empiece a mostrar números positivos para 2022.
Ecoanalítica proyectó un crecimiento para 2022 de 6,9% para 2022 y de 8,1% para 2023. Econométrica, por otro lado, cree factible que este año se registre un crecimiento del PIB de 5%. La CEPAL calcula que Venezuela podría crecer hasta 3%, incluso más que el promedio de América Latina y el Caribe (2,1%). La consultora Focus Economics estima una expansión de 5,2% en la economía venezolana. No obstante, estas previsiones son significativamente más optimistas que las presentadas por el FMI el cual espera que Venezuela no solamente no crezca, sino que continúe la tendencia negativa con una caída del 3% respecto a 2021.
Desde Ceteris Paribus se prevé que la economía venezolana pueda crecer alrededor del 2% en 2022. En este crecimiento incidirá de manera determinante el crecimiento del consumo, una mayor entrada de remesas, la dinamización de la economía debido a la dolarización, los ajustes en los honorarios y un posible crecimiento del sector público gracias a una mayor entrada de divisas por la venta de petróleo y el incremento de los impuestos.
La producción petrolera determinará grado de crecimiento en 2022
Si bien el crecimiento del sector privado en actividades no petroleras vivió un año de mayor dinamismo, en especial, debido al crecimiento del sector comercio es importante resaltar que el PIB venezolano se compone en más de un 90% del petróleo. En este sentido, la modesta recuperación de la economía venezolana a la que se hacía referencia previamente, según explican los expertos, tuvo lugar principalmente gracias al crecimiento del denominado “PIB petrolero”.
El pasado diciembre, se celebró que la producción petrolera remontara hasta el millón de barriles. Recordemos que una de las consecuencias del deterioro de Petróleos de Venezuela (PDVSA) ha sido la caída de la producción diaria de petróleo y, por consiguiente, de la exportación desde más de 3 millones de barriles hasta mínimos de 600.000 barriles.
Aunque muchos expertos se muestran escépticos, sí reconocen que en 2021 Venezuela logró recuperar parte de su producción petrolera y señalan a Irán como una pieza clave en este proceso. Para ilustrar, la banca de inversión Credit Suisse calcula que, según data disponible del sector, el PIB petrolero aumentó entre 9% y 10% en 2021. Otros expertos en el área petrolera como el economista Orlando Ochoa indican que el alza del PIB petrolero pudo alcanzar el 12%. Para Ecoanalítica, el crecimiento de esta variable macroeconómica aún no ronda los dos dígitos, pero sigue siendo positiva, estimando un incremento del 3% en 2021 y del 8,2% en 2022.
No obstante, cabría preguntarse si ese esfuerzo decembrino sea sostenible a lo largo de 2022, o si por el contrario, la producción pudiera retroceder nuevamente. Estimaciones apuntan a que este año la producción podría alcanzar los 2 millones de barriles, sin embargo, esto significaría un incremento de casi el 130% en la producción considerando que en 2021 los promedios mensuales alcanzados se ubicaron en 871.000 barriles de petróleo diarios (bpd). Este hecho es sumamente relevante ya que el aumento de la producción petrolera determinará en gran medida el grado de crecimiento de la economía venezolana como un todo en 2022.
Considerando estos factores respecto al sector petrolero, nuestras perspectivas de crecimiento son moderadas, ubicando el incremento del PIB petrolero en 5%. Estas estimaciones están sujetas al peso en la dinámica internacional de la entrada en juego de nuevas variantes del coronavirus ya que esto podría presionar a nuevos confinamientos, impactando negativamente la dinámica del sector petrolero y, por ende, los ingresos del Estado venezolano. Por otra parte, el estallido de un conflicto en Europa debido a las tensiones entre Rusia y Ucrania podría, de forma contraria, llevar a incrementos sostenidos en el precio del petróleo.
Los niveles de desempleo son alarmantes
Según la Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI) de 2021 “la actividad laboral en Venezuela sigue deteriorándose como consecuencia de la continuidad en la caída de la actividad económica por sexto año consecutivo”. De acuerdo con los datos publicados en su último informe durante 2021 el empleo formal se redujo en 1,3 millones de puestos de trabajos. Actualmente, en Venezuela solo 7,6 millones de personas están ocupadas laboralmente y 2,3 millones poseen subempleos.
Es decir, solo el 53,8% de la población económicamente activa (entre 15 y 64 años) participa en el mercado laboral, el resto no logra insertarse ni en el mercado formal ni en el informal, lo que implica que 8,8 millones de adultos en edad productiva están obligados a la inactividad, sin posibilidad de generar ingresos. De este total, la mayoría lo conforman mujeres con hijos que no pueden buscar trabajo por tener que cuidarlos y desalentados, aquellas personas que desistieron de buscar trabajo. Esto se traduce en miles las familias que intentan sortear una profunda crisis que afecta sus finanzas y que les impide cubrir los gastos básicos para una buena alimentación.
Según ENCOVI 2021 el desempleo abierto se ubicó en 3,2%. Sin embargo, los investigadores también apuntan que existen muchas formas de desempleo encubierto como el subempleo (11%), el desempleo desalentado (16,6%) y el desempleo de mujeres que tienen hijos y desean trabajar pero tienen que cuidarlos (7,6%). Tomados todos en consideración, el desempleo se ubicaría en 38,4% más del doble de países como España.
La misma crisis económica y la pandemia motivó a que proliferara la informalidad laboral debido al cierre o achicamiento de las empresas. Esta informalidad tiene representación en los negocios y emprendimientos que han surgido en los barrios y urbanizaciones, así como en los vendedores informales que proliferan en toda la ciudad. A esto se adiciona un problema estructural de salarios que hace que en ciertos casos (considerando los gastos en pasaje o de comida) no sea económicamente viable asistir a un puesto de trabajo.
Para este 2022, estimamos una ligera reducción de los niveles de desempleo. Esta estimación se basa sobre la proyección de un crecimiento positivo del Producto Interno Bruto que ya hemos mencionado, la cual mantiene una correlación inversa con el desempleo. Sin embargo, de acuerdo con la “ley de Okun”, que describe la relación empírica entre las variables tasa de desempleo y producción, por cada punto de desempleo que se quiera reducir es necesario crecer dos puntos porcentuales. En este sentido, estimamos una caída del 1% en el desempleo para 2022. Cabe resaltar que si bien esta ley no es exacta es considerada como una observación orientativa muy útil en economía.
2022: ¿Fin de la hiperinflación?
Desde diciembre de 2017 la hiperinflación se ha convertido en uno de los fenómenos macroeconómicos más importantes de la economía venezolana. Casi cuatro años y dos reconversiones monetarias después 2022 trae consigo perspectivas más positivas.
Recientemente, el Banco Central de Venezuela (BCV) reportó que la inflación acumulada a diciembre de 2021 se ubicó en 686,38% mientras que la inflación promedio mensual durante el pasado año se ubicó en 19,30%. Esto significó una reducción sustancial de la inflación con respecto a 2020, cuando se ubicó en 2.959,84% con una inflación promedio mensual de 34,10%.

De acuerdo con los datos del BCV, diciembre de 2021 sería el décimo segundo mes en que se alcanza una tasa de inflación inferior al 50%, umbral planteado por Cagan (1956) como indicador de hiperinflación. De acuerdo con este autor, el episodio hiperinflacionario terminaría una vez que transcurran más de 12 meses consecutivos (un año) con una inflación intermensual por debajo del umbral de 50%. Esto sugeriría que si enero de 2022 presenta una inflación por debajo del mencionado indicador, podríamos afirmar que la hiperinflación venezolana habría llegado, teóricamente, a su fin luego de tres años y un mes consecutivos.
Si bien según datos del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) como de Ecoanalítica y Econométrica todavía faltarían entre uno a dos meses para salir del ciclo, todo parece indicar que la hiperinflación terminaría oficialmente en el primer trimestre de 2022 y que para fin de año esta pueda cerrar entre 200% y 250% según estimaciones de estas mismas instituciones.
Esto todavía supondría una inflación anualizada muy alta en comparación con cualquier otro país de la región y del mundo, aun en un contexto de alta inflación a nivel global. Ciertamente Venezuela continuará conservando la tasa más alta de inflación del mundo y un problema bastante grave de inflación, pero el hecho que los precios no suban más de 50% en un solo mes, que es el criterio teórico para definir a la hiperinflación, y que esta se mantenga en un solo dígito como ha pasado desde septiembre de 2021 es de por sí un signo positivo para la economía venezolana de cara a 2022. Considerando estos hechos, prevemos que este año, en efecto, Venezuela presente niveles inflacionarios considerablemente menores que en años previos. Nuestras estimaciones se sitúan en una inflación acumulada a diciembre de 2022 del 200%.
Sin embargo, no descartamos la posibilidad de picos inflacionarios intermensuales cercanos al 50%, sobre todo considerando que el aumento del costo de la vida seguirá siendo creciente y significativo. A esto se le suma un posible proceso de ajuste en precios históricamente subvaluados como lo son los servicios públicos y los combustibles; junto al mantenimiento de altas expectativas inflacionarias por parte de una población acostumbrada a un dilatado período de hiperinflación. Todo lo cual podría sumir a Venezuela en un inflación alta y crónica en el largo plazo.
¿Y el tipo de cambio, cómo se comportará?
Mucho se relaciona a la inflación con el tipo de cambio, lo que lleva a realizar afirmaciones como “los precios en dólares aumentaron” o “hay inflación en dólares”. Sin embargo, esto no es posible considerando que la única moneda de curso legal aceptada en nuestro país es el bolívar. Para hablar de inflación en dólares, debería suceder que la Fed aumente su oferta monetaria u aplique otra política monetaria expansiva, lo que presionaría al alza los precios en Venezuela, pero esto no pasaría, considerando que el verdadero ente capaz de influir en la inflación, directamente, es el Banco Central de Venezuela.
Una vez aclarado este punto, podemos comentar que, en ocasiones, tal aumento en los precios de los bienes y servicios denominados en moneda extranjera se debe a que el tipo de cambio no está aumentando en la misma proporción y velocidad que la tasa de inflación. Es decir, un bien antes me costaba 1 dólar, ahora me cuesta 2, pero esto no se debe precisamente a la llamada inflación en dólares, sino a que, ese precio, fijado mediante la razón “precio denominado en Bs” entre “tipo de cambio”, aumenta, debido a que el coeficiente del numerador ha aumentado en mayor proporción que el denominador, dando así como resultado un mayor ratio.
De acuerdo con el economista Luis Vicente León, la reducción de la inflación interna «ayudará a reducir la sobrevaluación cambiaria, producida fundamentalmente por el diferencial entre inflación y devaluación” Esto indica que el crecimiento interno de precios en dólares comenzará también a amainar.
Ahora bien, el tipo de cambio se ha mantenido estable en los últimos meses, y eso es una realidad. Esto se debe a que, el Banco Central de Venezuela ha realizado inyecciones de dólares en la economía, con un promedio mensual de $50MM. Esta medida ha ocasionado que que la circulación de dólares respecto a los bolívares sea cada vez mayor, lo que genera más estabilidad en el tipo de cambio y en la estabilidad de precios.
De seguirse llevando a cabo estas medidas para la estabilización de ambas variables macroeconómicas, el panorama que podría experimentar Venezuela para este 2022, Ceteris Paribus, es evidenciar más estabilidad en el sistema cambiario. Sin embargo, es importante mencionar que estas intervenciones se desembolsan a partir de las Reservas Internacionales del país, pero ¿qué sucederá con el tipo de cambio y la inflación, cuando se agoten? La respuesta probablemente dependa del nivel de confianza que le tengan los ciudadanos a la moneda nacional.
Debatiendo acerca del entorno multimonetario
Es un hecho que la inflación ha disminuido considerablemente, los venezolanos se han dado cuenta de ello. Esto no se debe precisamente a la ejecución de política monetaria restrictiva, ni a decisiones orientadas a contrarrestar el aumento generalizado del nivel de precios. Esto se debe a que, a cierre del 2021, en promedio, un 65% de transacciones fueron realizadas en divisas, de acuerdo con la firma Ecoanalítica, por lo que podemos estimar un resultado similar o superior para el futuro.
Desde hace aproximadamente unos 5 años, la dolarización que experimenta Venezuela, inicialmente transaccional, ahora también financiera, continuará abriéndose paso este 2022. El año pasado, el gobierno permitió el uso de cuentas corrientes en la banca comercial, adicional a las cuentas custodias. Ambas decisiones forman parte de la iniciativa de la transformación digital de la economía y esto a su vez, desahoga un poco al venezolano, que se enfrenta diariamente a escasez de bolívares y de dólares. Considerando esto, se estima que la economía continúe dolarizándose y cada vez sean más las transacciones realizadas en moneda extranjera, pero las transacciones en bolívares no desaparecerán en su totalidad, pues el Banco Central de Venezuela centrará sus esfuerzos en mantener viva la moneda nacional, impidiendo que el dólar absorba el 100% de las transacciones comerciales del país.
Aunque si bien, la medida de adoptar el dólar como moneda de resguardo de valor para intercambiar o ahorrar ha funcionado para buena parte de la población, no todos los venezolanos tienen oportunidad de generar y de adquirir divisas, lo que a su vez genera desigualdad. Esto nos lleva al siguiente punto.
¿Pobreza y desigualdad o desigualdad y pobreza?
Hoy en día, es común escuchar la frase “Venezuela se arregló”, porque cada vez vemos más locales, bodegones, emprendimientos o sitios que “parecen de otro país”. Pero, ¿realmente Venezuela se arregló?, la respuesta es no, o bueno, la respuesta es sí, pero sólo para unos pocos, y sin posibilidad de que esta minoría aumente en el tiempo.
Si bien muchas actividades económicas han resurgido, como la mayor disponibilidad de oferta de bienes y servicios, innovaciones en locales, cafés, restaurantes, nuevos emprendimientos virtuales por Instagram o por grupos de Whatsapp o sitios de entretenimiento, otras, incluso más importantes, como el sector salud y transporte, se han quedado en el olvido. Esta sensación de bienestar está restringida a pocos sectores de la población, no todos los venezolanos están en capacidad de consumir, de pagar por el costo de todos estos nuevos bienes y servicios. Toda oferta crea su propia demanda, pero el detalle es que, si bien se está recuperando el consumo, no hay una producción que respalde la demanda.
De acuerdo con los resultados del ENCOVI 2021, la pobreza extrema en el último año subió más de 8%, por lo que el total de pobres asciende al 94,5% de la población. En Venezuela, el ingreso laboral promedio ha mejorado, aunque cálculos preliminares indican que, en promedio, el ingreso mensual de los venezolanos se ubica por los 50 dólares, prevalece una buena proporción de la población total que no puede hacerse de divisas para consumir, porque no tienen oportunidades de producir o de reinsertarse laboralmente, o son asalariados, jubilados o pensionados y no tienen acceso a dólares. Además, las remesas, otro factor importante en el ingreso y consumo venezolano, oscilan entre los 25 dólares mensuales, en promedio, y no son recibidas por el grueso de la población, solo la reciben del exterior aquellos con familiares en el extranjero.
Dicho todo esto, en Venezuela para el 2022 podemos esperar una recuperación lenta y parcial, de ciertos sectores económicos y para ciertos nichos de la población, se estima un aumento y profundización, a perpetuidad, en las brechas de desigualdad social.
Participación fantasma en el sector “externo”
La economía venezolana todavía sufre aún los estragos de las medidas unilaterales de los EEUU. Desde 2015, cuando el entonces presidente Barack Obama emitió los primeros decretos, los venezolanos fueron privados de los bienes esenciales. Estas medidas, a lo largo del tiempo, no se han flexibilizado en absoluto. Incluso, no solo a nivel territorial, sino también se ha afectado cada vez más las restricciones para los venezolanos en el extranjero, solicitud de visas, de trámites legales y de dificultades que hacen toda una odisea el tránsito de los venezolanos.
A pesar de ello, con tantas limitantes para viajar e invertir en el extranjero y considerando la desconfianza en el panorama económico, institucional y político en Venezuela, que ha ocasionado que los extranjeros no deseen invertir en el país, se ha realizado una inversión privada nacional dentro del territorio, pero esta, si bien es una condición necesaria, no es suficiente.
Por otra parte, en lo que a las exportaciones netas se refiere, si bien se observan cada vez más productos importados en los anaqueles y distintos bodegones, es importante mencionar que este consumo privado pertenece solo un porcentaje muy pequeño de los venezolanos. Adicionalmente, en el año 2021 , las exportaciones tuvieron un crecimiento importante, y es de esperar que siga esta tendencia en el año 2022, pues se prevé un aumento generalizado en el consumo a nivel mundial, sin embargo, siguen permaneciendo amenazas latentes que interrumpirán el flujo de ventas al extranjero, como la poca disponibilidad de containers y el constante cierre de fronteras debido a la pandemia. A pesar de ello, Venezuela podría estimar exportaciones netas positivas para el cierre del año en curso.
Servicios y consideraciones públicas
Los servicios públicos ciertamente no han recibido atención en los últimos años. Si bien se han evidenciado medidas alternativas, como Yummy Rides o laWawa, para subsanar la dificultad de movilidad, privatización del servicio de internet, que no presenta tantas fallas ni intermitencia y la posibilidad de financiar gasolina a precios internacionales, estas medidas son privadas, por lo que los venezolanos enfrentan precios internacionales, de mercado, que, en su mayoría, no están en capacidad de poder costear. Estas oportunidades las aprovecha únicamente una minoría de la población. Mientras no se aumente el gasto público para proveer a los ciudadanos de una mejora estable y duradera en el tiempo, los servicios públicos en Venezuela no evidenciarían la mejora notoria y real que le urge al país.
Una medida que permitiría la mejora en los servicios públicos básicos sería la de sincerar los precios. Los precios de estos bienes son prácticamente simbólicos, no representan mucho, por lo que para empresas estatales puede ser muy difícil cubrir sus costos y presentar una rentabilidad financiera. No sería descabellado pensar que, en aras de prestar mejor calidad de bienes y servicios, las empresas dolaricen lo que cobran por servicios. Son varios los economistas que están de acuerdo en este último punto.

