5 preguntas sobre el crédito en Venezuela: Ceteris Paribus te responde

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Imagen: Panacash

Por: Maria Eugenia Garcia y Jesús Martinez

Caracas, 04 de octubre de 2021

La economía venezolana es, sin lugar a duda, compleja en muchos aspectos, pero la política monetaria es trascendental importancia para tratar de entenderla. El hecho clave es comprender que tras años de manejo de la política monetaria, aunado a una serie de factores coyunturales, el modelo basado en la financiación del déficit del sector público falló, concluyendo esto en un agudo proceso hiperinflacionario que sufre el país desde 2017. Esto ha dado como resultado, entre otros, la desintegración del salario, la caída del consumo, la ralentización de la economía y más recientemente una dolarización de facto que ha pervertido las señales de los precios. Estos hechos, en resumen, no han logrado más que acelerar la picada de una economía que no crece desde 2013 y que se ha visto achicada a por lo menos la mitad en menos de una década.

Esta situación se ha enfrentado mediante diversas medidas económicas cuyo efecto sobre el principal problema (la inflación) no ha sido hasta ahora efectivo. En opinión de algunos, por falta de mayor contundencia o por evitar descontento social, en opinión de otros, por factores externos como la “especulación” o sanciones. En cualquier caso, el pasado primero de octubre, por ejemplo, vimos como se hizo oficial un tercer proceso de reconversión monetaria que en 13 años le ha suprimido 14 ceros a la moneda, quedando nuevamente la deuda de la reforma monetaria que pare la inflación en seco.

Esto es importante porque, si bien la inflación ha sufrido una desescalada importante en los últimos años, Venezuela aún se mantiene como el país con la mayor inflación de todo el mundo. Los economistas concuerdan en que en la caída de la inflación tuvo mucho que ver la decisión por parte del Banco Central de Venezuela (BCV) de incrementar el encaje legal, el porcentaje del total de depósitos del público que los bancos deben mantener en reservas líquidas. En el 2019, por ejemplo, el encaje legal aumentó hasta un sorprendente 93%, aunque posteriormente a inicios de este año disminuyó a 85%.

Esta medida que ha disminuido la senda inflacionaria en la opinión de expertos, también ha afectado negativamente otros sectores económicos, como la banca privada y el sector empresarial y familiar, puesto que la concesión de créditos y préstamos se ha visto sumamente limitada.

Los créditos son los mejores instrumentos financieros para adquirir productos y servicios y pagarlos en plazos cómodos ya que permiten que las personas hagan cosas como pagar la universidad, comprar un televisor, invertir en una casa o iniciar un negocio sin poseer el dinero en el momento sino irlo pagando a través del tiempo.

Pero ¿por qué es tan importante el crédito? ¿debería preocuparnos? ¿Es bueno que caiga la inflación a pesar de que se reduzca el acceso a préstamos por parte de la banca? Éstas y otras interrogantes serán aclaradas en esta edición especial en la cual hemos contestado 5 preguntas frecuentes que pueden presentarse considerando este panorama.

MEG: María Eugenia García

JM: Jesús Martínez

¿Por qué es importante el crédito para una economía y más la venezolana?

JM: Como sabemos, el crédito, en términos sencillos, consiste en obtener un préstamo de dinero por parte de un tercero con el cual contraemos una obligación, sabiendo que tendremos que devolverlo más tarde con intereses asociados. Pero más allá de esto, el crédito es relevante porque permite a ciertos agentes económicos adquirir bienes que no podrían comprar en el momento por no tener el dinero disponible, y a otros, prestar sus fondos, implicando también que van a recibir el dinero que han prestado con unos intereses que los benefician.

Ahora bien, desde un punto de vista meramente económico, el crédito implica una transferencia de consumo futuro por consumo actual. Si no existiera el crédito, la única manera de consumir más, sería producir más, pero gracias al crédito el consumo puede incrementarse hoy e impulsar a su vez una mayor producción futura. En consecuencia, el crédito es importante para cualquier economía porque funciona como un multiplicador del consumo y es especialmente útil para financiar inversiones productivas que se pagarán en el futuro.

En economías como la venezolana, el crédito es fundamental porque permitiría tanto a personas como empresas generar crecimiento económico mediante el aumento del consumo privado y la inversión. Para el venezolano de a pie, especialmente el de bajos recursos, el crédito podría ser un gran aliado ya que, en las mejores condiciones posibles, puede ser el camino para alcanzar sus metas o puede darle ayuda en un momento difícil o ante un imprevisto. En particular, le podría permitir a las personas acceder a posibilidades de consumo en la actualidad que con su ingreso corriente, minimizado por el impacto de la inflación y los bajos salarios, les sería prácticamente imposible costear como la compra de un automóvil, un apartamento o pagar la carrera universitaria de sus hijos.

En el caso de las empresas, el crédito les facilitaría, en un momento dado, el tener liquidez para poder hacer pagos corrientes y les permitía apalancarse para, por ejemplo, realizar inversiones en nuevas maquinarias, tecnología y comprar insumos del extranjero que pagándolos en el corto o mediano plazo aun con el recargo de los intereses se convierte en una buena oportunidad para protegerse de la inflación.

Por estas razones, existe amplio consenso de que con una mayor extensión del crédito en el país se podrían resolver una cantidad importante de situaciones de la economía personal, familiar y empresarial tan necesarias para paliar la actual crisis económica. Claramente no es la solución a todos los problemas económicos, pero constituye una pieza clave en el proceso de recuperación.

¿El PIB de una economía como la venezolana puede crecer sin crédito bancario?

MEG: El PIB está compuesto por varios factores, el gasto público, las exportaciones netas, la inversión y el consumo. Cualquier aumento en estas variables se traduce en un aumento del Producto Interno Bruto (PIB). Por otra parte, las personas consumimos o gastamos bajo tres modalidades: nuestros ingresos o rentas percibidas (sueldos, salarios, remuneraciones y honorarios), nuestros ahorros (o también herencias) y préstamos (créditos, usualmente son concedidos por la banca privada).

Ahora bien, en Venezuela, el consumo privado y el gasto público son los que más influyen en nuestro PIB. Si hacemos un detalle del consumo, la capacidad de compra del venezolano se ha visto mermada por el alto costo de los bienes y servicios, además, no todos los ciudadanos cuentan con ahorros y, finalmente, los créditos, que podrían ser una solución global para afrontar las compras, se han visto afectados por el encaje legal, lo que conlleva a que, en líneas generales, una de las dos principales variables que podrían potencialmente aumentar el PIB de Venezuela cuente con serias limitaciones.

No menos importante sería mencionar que el crédito beneficia a la inversión privada, puesto que de esa manera, los inversores pueden apalancarse. Al no haber crédito, no hay financiamiento a nuevas ideas, a emprendimientos, a expansiones. Sin crédito, se limita la capacidad productiva de un país. Esto definitivamente repercute negativamente en el crecimiento de la economía venezolana.

¿Cómo está afectando el encaje legal la cesión del crédito a las empresas en el país?

MEG: El encaje legal es la porción de depósitos de un banco que deben ser mantenido en reservas líquidas, ​y por tanto, no se puede usar para inversiones ni préstamos. El año pasado, el encaje legal en Venezuela pasó de 57% a 93%, hasta que, en enero del 2021, fue establecido en 85%. A pesar de esta disminución, la banca privada no deja de estar ahogada ante la restricción en la capacidad de créditos que puede otorgar, esto la perjudica ya que esa es su principal actividad. Para tener una idea de la proporción de esta cifra en Estados Unidos el encaje legal es de 17%, en China es de 12,5%.

Al mantener un encaje legal tan elevado, de todos los depósitos que un banco posee, solo puede prestar el 15%, lo que quiere decir que el abanico para la concesión de créditos está siendo muy estrecho. Para las empresas, esto representa una baja capacidad de financiamiento y apalancamiento, únicamente se mantienen con los ingresos percibidos por las actividades a las que se dedican, tienen muchas limitaciones para adquirir nuevos inventarios, nuevas maquinarias, invertir, expandirse, hacer adecuaciones tecnológicas y adquirir mano de obra y, en conclusión, producir más.

Esta limitación y afectación en la capacidad productiva de las empresas, a nivel agregado, ocasiona desequilibrios y es allí cuando viene una limitada oferta de bienes y servicios, despidos masivos para que las empresas sigan manteniendo un flujo de caja rentable, obsolescencia y desactualización en los procesos de producción, y un sinfín de reacciones en cadena que no benefician ni a la empresa ni a los trabajadores, ni al país en general.

¿Se deberían ofrecer créditos en dólares a las empresas en Venezuela? ¿Qué tasa de interés debería usarse?

MEG: Sí, me parece que esa medida puede impulsar la economía porque no solo beneficia a las empresas al tener ahora más liquidez y más oportunidades financieras de apalancamiento, sino que también beneficia a la banca. Al permitirse créditos en dólares, pueden rentabilizar su principal negocio que es otorgar préstamos, lo que permitirá que la banca respire y pueda operar con más laxitud y ofrecer más productos a más personas, generando beneficios a la economía en general. La única complejidad con esa medida sería cómo garantizar una adecuada disponibilidad de dólares para otorgar préstamos, considerando la caída aguda de ingresos de divisas al país.

La tasa de interés va a depender de varios factores: el tipo de cliente y su reputación crediticia, el monto y la vigencia del crédito y, por supuesto, la tasa de interés real en la economía. Además, la oferta y demanda en los créditos jugará un papel fundamental en la fijación de la tasa de interés. Se necesitaría un estudio más completo para evaluar la rentabilidad para la banca considerando estos factores, en qué situación se encuentran actualmente y estableciendo sus objetivos para poder definir el valor de esta variable.

Sin embargo, lo que sí sabemos es que es un hecho que la banca debe considerar una tasa de interés que esté en el medio: que no sea tan alta como para desestimular la demanda de créditos, pero tampoco tan baja que no sea rentable para los bancos. Esto puede suponer para la banca una competencia y un reto, en el que se reinventen para ofrecer a sus clientes nuevos productos y servicios relacionados a los créditos en divisas e indirectamente impulsar al país a un mayor consumo, a una mayor producción y, finalmente, a un mayor crecimiento económico en el mediano y largo plazo.

¿Por qué no se aumentó más las líneas de crédito al consumo para personas naturales en tarjetas de crédito o líneas paralelas?

JM: A pesar de la escalada de la hiperinflación mes a mes, tuvieron que pasar casi tres años para que los bancos nacionales revisaran los límites máximos de las tarjetas de crédito de sus clientes que se habían quedado en montos tan insignificantes que no tenía siquiera sentido usarlos. Sucedió justamente en febrero de este año, cuando el Banco Central de Venezuela (BCV) incrementó, luego de dos años, la tasa de interés máxima para las tarjetas de crédito que pasó de 40% a 60%, de acuerdo con lo estipulado en Gaceta Oficial N° 42.067.

Esta medida, que pudo entenderse como un estímulo del BCV para que la banca nacional pudiera elevar los montos de financiamiento al consumo privado, ha sido un buen paso porque supera la tasa de inflación promedio que se ha venido registrando en los últimos meses en el país, pero todavía es insuficiente. Para hacer un ejemplo, en el caso del Banco de Venezuela, los nuevos límites de las tarjetas de crédito establecidos tienen como monto base 9 millones de bolívares (9 Bs bajo la nueva expresión monetaria), lo que equivale a aproximadamente 1,71 dólares según la tasa del Banco Central de Venezuela de la semana pasada. Mientras que, clientes con una mejor calificación crediticia, tienen un financiamiento de hasta 80 millones de bolívares como máximo (80 Bs), lo cual representa alrededor de 15 dólares al cambio.

En agosto, la canasta alimentaria se ubicó en 305,9 dólares, según las estimaciones del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF). Por lo tanto, estos límites de crédito se muestran completamente insuficientes para cubrir las necesidades más básicas del consumidor venezolano.

El tema fundamental aquí es que los bancos han venido sufriendo desde hace años una severa crisis de liquidez que se agravó desde que entre 2018 y 2019 el aumento del encaje legal como vía de atacar la hiperinflación, pero en este esfuerzo, ha ahogado operativamente a la banca que se ve ahora muy limitada en su capacidad de otorgar créditos.

Si bien este año se optó por una leve flexibilización, con un encaje legal que pasó de 93% a 85% para las tenencias bancarias en moneda nacional, y se mantuvo en 31% para los depósitos en divisas, sigue siendo muy elevado en comparación con estándares internacionales, imposibilitando así a la banca pública y privada de extender sus líneas de financiamiento, sin contar que se incrementó la tasa de penalización, lo que condicionará a que los bancos traten de ser más conservadores.