Imagen de Encyclopédie de l’énergie
Por: María Eugenia García y Jesús Martínez
Caracas, 22 de marzo de 2021
Los puntos de vista aquí expresados son propiedad exclusiva del entrevistado y no necesariamente reflejan la opinión de Ceteris Paribus.
Hoy, la industria petrolera venezolana vive una de sus crisis más profundas. Marcada por numerosos escándalos de corrupción, deterioro de la infraestructura, desequilibrios financieros y desplome de la producción, el auge que Venezuela alguna vez tuvo en la región y todo el mundo se pasmó. No obstante, Venezuela sigue siendo el país con las mayores reservas probadas de petróleo y ésta su principal industria. En este sentido, el petróleo juega sin duda un papel clave para el desarrollo económico del país en el corto, mediano y largo plazo.
La actualidad y previsiones de este sector son de gran relevancia para la economía venezolana y para todos aquellos actores que ven posibilidades de generar inversiones en el mismo. Por ello, con la vista puesta en profundizar sobre esta temática hemos tenido el placer de entrevistar en esta ocasión a Carlos Sánchez, economista egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), es maestrando de Petróleo y Gas en la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA) y trabaja actualmente en la Asociación Venezolana de los Hidrocarburos. En opinión del economista, la recuperación de la industria petrolera es posible si se logra una mejora de la tributación y el marco legal en aras de lograr mayores niveles de confianza e inversión.
“Hay tres prioridades para que se pueda recuperar la confianza y la competitividad en el sector petrolero venezolano. El primero es la gobernabilidad. (…) En segundo lugar, el tema de la procura (…) y el tercer factor, que me parece muy importante, es la tributación”- Carlos Sánchez.
Esta es la primera de una serie de entrevistas que tenemos preparadas para abordar la actualidad de la industria petrolera venezolana. Lee aquí la siguiente parte.
En la presentación del Memoria y Cuenta de 2020, el presidente Nicolás Maduro aseguró que la industria petrolera nacional se encontraba lista para alcanzar una meta de 1,5 millones de barriles diarios (mb/d) en “los próximos meses” ¿cree que dadas las condiciones actuales de la industria petrolera en el país eso es posible?
Es técnicamente imposible que la producción petrolera venezolana alcance para el cierre del año 2021 una cifra de 1,5 millones de barriles diarios, tomando en consideración que actualmente la producción se ubica alrededor de los 400 mil barriles diarios, según cifras que maneja la OPEP con los Estados miembros de la organización. Esto se debe a que, a finales del año 2018 y principios del 2019, cuando el Departamento del Tesoro de Estados Unidos aceleró la política de sanciones, empresas traders que se encargaban de la comercialización del crudo venezolano se vieron desestimuladas a seguir ejerciendo sus actividades por el riesgo que corren ellos como empresarios de ser sancionados.
Hubo desaliento para mantener estas actividades aguas abajo (downstream). Esto incidió recíprocamente en las actividades aguas arriba (upstream), que es donde están las actividades de producción en los campos y, evidentemente, se tuvieron que realizar cierres técnicos, que son actividades que llevan un alto coste económico.
Para que la producción petrolera pueda aumentar al menos a corto y mediano plazo, se tendrían que asumir unas inversiones que facilitaran la reapertura de esos pozos que estuvieron en cierre a lo largo de dos a tres años y, paulatinamente, ir haciendo una provisión de insumos que llevaría a elevar la producción nacional de petróleo. Pero esto tiene que ir acompañado de un proceso de negociación entre las empresas transnacionales que están en Venezuela, el régimen actual y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, a fin de que se pueda armonizar la exportación de crudo venezolano y, llegados a este punto, se estima que la producción a finales del año 2021 estaría cerrando alrededor de los 650.000 o 700.000 barriles.
Diversas organizaciones como la firma Ecoanalítica también esperan que este año la producción no siga en descenso e incluso pueda crecer, significando una recuperación del PIB petrolero por el orden del 2,6% ¿entonces es esto un simple efecto rebote? ¿será sostenible si las condiciones del mercado actual no varían?
Ciertamente hay varias firmas que indican que el Producto Interno Bruto Petrolero pudiera estar aumentando este año por la vía de la comercialización de crudo, porque se estarían alentando nuevas negociaciones a fin de flexibilizar la actividad petrolera, sobre todo en el área de producción, que es necesaria para la exportación de crudo y que se pueda recibir nuevos ingresos. Sin embargo, esto no sería un “efecto rebote” ni parte de un modelo sostenible que se está manejando dentro de la industria petrolera venezolana. Esto sería simplemente un ajuste, se estaría adaptando a la producción petrolera como una variable al ciclo natural de explotación que lleva iniciado desde que se asumió o que se aceleró ese modelo de empresas mixtas en el año 2003.
Si tenemos un conocimiento de lo que es la “teoría del pico de petróleo”, vamos a notar que la fase de declinación del ciclo de producción petrolera en Venezuela inició en el año 2008, cuando la producción petrolera anual empezó a caer constantemente. No hubo un año en el que la producción petrolera se elevara y, a lo largo de estos últimos años, se preveía que siguiera cayendo, pero no a un nivel tan significativo como ha ocurrido en estos últimos años. Esto sucedió porque los factores geopolíticos impidieron que la producción petrolera estuviera fluctuando a los niveles de acuerdo con su ciclo natural. Es decir, en el año 2020 cerramos en 400.000 barriles diarios, pero en concordancia con el ciclo de producción en Venezuela se pudo haber estado produciendo 700.000 barriles diarios. En el año 2019 se cerró la producción en 700.000 barriles diarios, pero se pudo haber producido alrededor de 1,1 millones de barriles diarios.
Entonces, lo que estaría pasando es que, en aras de brindar un marco institucional mínimo para poder flexibilizar a la actividad petrolera en Venezuela, pues simplemente se estaría produciendo a niveles de acuerdo con el ciclo natural de producción. Pero esto no implica que se esté iniciando un nuevo ciclo para elevar la producción sosteniblemente a lo largo de los años, sino que simplemente estamos todavía dentro una época de declinación, la misma época que llevamos desde el año 2008, solamente que la producción petrolera se estaría adaptando a los niveles naturales de esta fase donde los factores geopolíticos no estarían influyendo abruptamente en la actividad petrolera, pero esa fase de declinación va a continuar (y por ende la crisis del suministro de crudo) hasta que no se estimule el desarrollo de nuevas reservas probadas.
Tomando en cuenta la crisis de combustible ¿Cuáles son sus previsiones acerca de la industria petrolera venezolana en especial en lo que al refinamiento de derivados del petróleo se refiere?
En cuanto a la refinación de crudo venezolano, obviamente estamos en una situación grave, no solamente a partir de hechos recientes, sino desde el mismo modelo que se ha asumido a largo plazo desde hace tiempo. Como PDVSA ha asumido la gerencia de los complejos refinadores en Venezuela, no se han hecho las inversiones necesarias producto de la crisis financiera que tiene la estatal petrolera a nivel interno y, como no se han hecho las inversiones, no se han hecho tampoco los trabajos de mantenimiento, de innovación tecnológica o la incorporación de capital humano preparado a fin de abordar adecuadamente las áreas de safety and security.
Eso se ha visto plasmado a través de problemas de derrames en las cámaras de craqueo catalítico que se han visto a lo largo de las costas de Paraguaná que llegan hasta la refinería El Palito. También lo podemos ver con respecto a la falta de mantenimiento, las fallas de las cámaras catalíticas en la refinería Cardón, que son necesarias para estimular los procesos de refinación.
En vez de realizar las obras de mantenimiento y de innovación en los complejos refinadores [PDVSA] ha venido sustituyéndolo por swaps, que son el intercambio de crudo por diésel y gasolina. Pero a través de las sanciones impuestas el año pasado a Rosneft, este intercambio de crudo por gasolina se ha visto atenuado. Actualmente no se ha materializado la crisis de esa sanción a Rosneft Trader porque el inventario de PDVSA ha sido tan amplio como para ir atenuando su situación, pero próximamente se puede y se prevé la materialización de una crisis de electricidad, transporte y comercialización producto de la falta de esas fuentes de energía que son necesarias para poder estabilizar el marco socioeconómico.
Desde hace unos años, el discurso oficial se ha centrado en afirmar que las sanciones han sido la principal causa de los retrocesos de la industria hasta el punto en que han imposibilitado la venta de crudo venezolano en los mercados internacionales ¿es esto correcto desde el punto de vista de los hechos tangibles? ¿hasta qué punto llegan realmente las consecuencias de las sanciones?
Las sanciones no han sido una causa para que haya retrocesos dentro de la industria petrolera venezolana, más bien son factores coyunturales que ayudaron a acelerar ese proceso de crisis en la industria petrolera, pero no han sido un factor definitivo. Eso se ve por causas estructurales que se fueron dando a lo largo de haber asumido un modelo que no generó credibilidad, que no generó buena gobernanza, que no promovió una armonización entre los ejecutores de la política energética y los entes rectores de la política energética, y una falta de revisión del régimen fiscal que no facilita niveles de competitividad y productividad. Todo esto ha hecho más bien que los ejecutores de la política energética y los posibles actores que pudieran alentar un alza en la producción petrolera hayan evaluado mejores oportunidades en países fronteras como Guyana, Brasil o Colombia, donde se vienen atrayendo las inversiones transnacionales en sus campos petrolíferos.
¿Qué podría esperarse, ante la elección del nuevo candidato de Estados Unidos, Joe Biden, para la actividad y producción petrolera bajo un nuevo esquema de sanciones?
Durante la campaña electoral en Estados Unidos se habló mucho de que con el gobierno de Joe Biden la política de sanciones de Estados Unidos a Venezuela iba a flexibilizarse y a disminuir drásticamente, a fin de que el impacto de las sanciones no siguiera siendo tan abrumador en la sociedad venezolana. Sin embargo, ya van dos meses de gestión del gobierno de Biden, y lo que se ha podido notar es que todavía son firmes, en relación con el gobierno anterior de Donald Trump, en cuanto a la política de sanciones. En este sentido, hay bajas probabilidades de que se puedan dar las licencias desde el Departamento del Tesoro para que se puedan estimular las actividades petroleras en Venezuela, especialmente de la empresa Chevron, que cuenta con empresas mixtas que han sido vanguardia en la actividad aguas arriba petrolera.
Lo que sí se puede viabilizar, sobre todo en el marco de la pandemia del COVID-19, es que se puedan promover medidas a corto plazo de intercambio de petróleo por ayuda humanitaria. De modo tal que se puedan brindar medidas y programas sociales que generen una cierta estabilidad en la sociedad venezolana. Entre ellos la compra de vacunas para poder retomar las actividades económicas en el país. Estos son temas que todavía no se han profundizado. Sí se han tocado en ciertos congresos, como el Grupo de Boston, y en negociaciones que no se han manifestado en público, pero sí se puede hablar de una posible flexibilización que no va a tener efectos permanentes a largo plazo, sino que simplemente son medidas coyunturales que se darían a corto plazo en el marco de la pandemia.
El país lleva siete años sin ver crecimiento y la industria petrolera registra una disminución sin precedentes en su producción, así como problemas en las plantas que le impiden levantar los niveles de extracción ¿Es realmente posible recuperar la industria petrolera venezolana? ¿cuánto necesitaría invertirse?
Sí se puede recuperar la industria petrolera venezolana. A pesar de que estamos en un contexto de transición energética, el petróleo sigue siendo la principal fuente de energía alrededor del mundo, ya que ofrece todavía un grado de seguridad y credibilidad en el suministro de energía. Ahora, ¿de cuánto pudiera ser la inversión para recuperar la industria petrolera venezolana? Hay opiniones muy diversas. Hay unas opiniones optimistas que pudieran estar alrededor de 15.000 o 20.000 millones de dólares, unas visiones más exageradas que pudieran plantearse alrededor de los 50.000 millones de dólares, pero no hay una exactitud porque va a depender del modelo de negocio que se esté ejecutando en un nuevo ciclo de producción petrolera.
Les voy a compartir las diez propuestas que emite la Asociación Venezolana de los Hidrocarburos con el propósito de reactivar la industria de los hidrocarburos en Venezuela.
- Cumplimiento de un ordenamiento jurídico. Se tienen que aplicar, por supuesto, algunas reformas a la Ley Orgánica de Hidrocarburos, pero todo pasa primero por el cumplimiento del actual régimen jurídico. Es decir, para que haya una igualdad ante la Ley con las empresas transnacionales, que son las que promueven la competitividad en el sector. Si no hay igualdad de condiciones, ni igualdad de trato ante la Ley, evidentemente, habrá una falta de credibilidad y eso va a atenuar las inversiones que deberían hacerse.
- Potenciar las empresas mixtas y las licencias de gas. Esto es para que las empresas mixtas no estén atadas a regímenes burocráticos que impidan el emprendimiento y el progreso técnico de ellas. Y a medida que se le brinde mayor autonomía a las empresas mixtas y a los licenciatarios de gas, va a haber un mayor marco institucional que va a facilitar un plan de acción en pro de estimular nuevos modelos de negocio.
- Ampliar las áreas geológicas de las empresas mixtas y licencias de gas, es decir, poder abarcar mayores zonas que pudieran ser estratégicas para el suministro de crudo.
- Desarrollo de un nuevo modelo de negocio a fin de que sea sustentable y competitivo.
- Régimen tributario competitivo. Se debe promover un régimen fiscal atractivo que facilite las inversiones y, por ende, estimule altos índices de productividad en la industria petrolera venezolana.
- Formular y cuantificar un plan de recuperación y estrategia de financiación. Esto es con el propósito de viabilizar las primeras inversiones y generar las mínimas condiciones que se necesitan para empezar a canalizar niveles de desarrollo.
- Formular y cuantificar un plan de captación de talento humano. Dado que nuestro crudo es de tipo extrapesado y hay plantas petroleras offshore, es decir, aguas afuera, pues se necesita un buen desarrollo de capital humano para promover el trabajo complejo que implica la explotación del crudo venezolano. Es importante que el talento humano tenga condiciones de competitividad y eso parte de unas buenas condiciones laborales y gremiales que faciliten el emprendimiento dentro del sector, especialmente de los ingenieros petroleros, geofísicos y geólogos.
- Formular y cuantificar un plan de recuperación a corto plazo de la infraestructura.
- Repotenciar el gas natural y la formación de capital nacional.
- Por último, que PDVSA se limite a actividades medulares, porque actualmente como estatal petrolera, no tiene un capital social que le facilite emprender acciones autónomamente para la recuperación de la industria petrolera venezolana. Todos esos planes de investigación y desarrollo de capital físico y programas de desarrollo de capital humano solo los pueden proveer las empresas transnacionales, de modo tal, que se necesita un modelo mixto donde se respete la participación de la iniciativa privada.
En medio de un contexto de controles, expropiaciones y retórica inflamada de la administración Chávez-Maduro los inversionistas petroleros se alejaron ¿cómo recuperar la confianza de los inversores para una eventual recuperación de la industria?
Me gustaría mencionar tres factores que desde la Asociación Venezolana de Hidrocarburos se manejan como las tres prioridades para que se pueda recuperar la confianza y la competitividad en el sector petrolero venezolano. El primero es la gobernabilidad, porque en una industria petrolera como la venezolana, hay una fuerte participación del Estado y este, como ente rector, debe brindar garantías y seguridad jurídica para los entes ejecutores de la política energética. Por Ley está considerado que el Estado venezolano tiene la mayor participación accionaria en las empresas mixtas que se encargan de la producción petrolera a través de la filial de PDVSA, la Corporación Venezolana de Petróleo.
Pero el socio B, que son las empresas transnacionales, son las que proveen el capital físico, los programas de desarrollo de capital humano, la planificación para la ejecución de las tecnologías de punta, la investigación y desarrollo (I+D) que se hace dentro de la industria petrolera venezolana y un marco de planificación para, desde el punto de vista técnico, llevar a cabo la actividad petrolera. Entonces es necesario que haya una recuperación de los niveles de gobernabilidad a fin de armonizar el ente ejecutor de la política energética y el ente regulador o rector de la de la actividad petrolera, para así garantizar niveles de seguridad jurídica que se logran a través de la gobernabilidad, muy necesaria para armonizar la actividad petrolera.
En segundo lugar, mencionaría el tema de la procura, porque la procura hace referencia a la transparencia que debería haber en los procesos administrativos y la lucha contra la corrupción. Si esto no se garantiza, pues simplemente hay una pérdida en la credibilidad por parte de los empresarios petroleros transnacionales lo que hace que, por lo tanto, retiren sus inversiones por una falta de cumplimiento en los contratos de las empresas.
Y el tercer factor, que me parece muy importante, es la tributación, porque además de que las regalías son muy altas, llegando a estar alrededor del 30% (es decir, si el barril de petróleo cuesta 100 dólares, entonces se tiene que destinar 30 dólares de esos al Fisco Nacional por concepto de que los recursos naturales que se encuentran en el subsuelo son propiedad del Estado). Adicionalmente, de ese 70% que queda, se le tiene que restar alrededor de diecisiete impuestos más. Y eso hace que el 90% de esos 70 dólares en promedio vayan al Estado venezolano. De modo que hay que hacer una revisión del régimen fiscal en la actividad petrolera a fin de que se garanticen unos niveles que sean atractivos para las empresas transnacionales, que son las que proveen el capital físico y los programas de desarrollo de capital humano y se recupere la competitividad del sector petrolero.
De acuerdo con voceros del Gobierno Nacional, la Ley Antibloqueo podría constituir una vía alternativa para cumplir con la promesa de incrementar la producción ya que mediante esta se avalaría la participación del sector privado en sectores con presencia exclusiva del Estado venezolano ¿cree que esto será suficiente? ¿qué podemos esperar de esta herramienta legal?
Yo no diría que la Ley Antibloqueo es una herramienta suficiente. De hecho, es una herramienta contraproducente para dinamizar las relaciones internacionales dentro del sector de los hidrocarburos. La Ley Antibloqueo plantea a un gobierno que es bondadoso porque simplifica los trámites administrativos que se deberían dar para la comercialización y la introducción de los sectores económicos venezolanos al mercado mundial. Sin embargo, esos trámites administrativos, los cuales anula la Ley Antibloqueo, son necesarios para poder brindar una información que a su vez genere credibilidad en la comercialización venezolana de petróleo a nivel mundial. De modo tal que, cuando hay empresas traders que están avaladas a través de la Ley Antibloqueo y no generan esa información necesaria para generar credibilidad (y evitar prácticas corruptas), corren el riesgo de ser sancionadas. Es más, hasta ahora se ha podido ver que la mencionada ley no ha alentado una mayor comercialización del crudo venezolano a nivel mundial. No ha sido ventajosa, sino que más bien las prácticas que avala, aumentan los riesgos a las empresas que prestan sus servicios en el sector petrolero.
En el contexto actual de la producción petrolera y la administración del recurso, ¿sería una solución la privatización de PDVSA o puede que esto no tenga tanto impacto a nivel institucional?
Considero que la privatización de PDVSA no es una solución viable ni al corto ni al mediano plazo porque PDVSA es una empresa que actualmente tiene una crisis financiera y unas fallas de credibilidad que no le van a dar unos niveles de valoración como para que pueda ser privatizada en estos momentos. Lo que sí se ha hablado últimamente es que haya una incorporación del sector privado a la actividad petrolera venezolana. Y eso pasa por realizar una serie de reformas a la Ley Orgánica de Hidrocarburos, entre ellas específicamente el artículo 22 de la actual Ley Orgánica de Hidrocarburos, que establece que el Estado venezolano es el que tiene la mayor participación accionaria dentro de las empresas mixtas, que son las que se encargan de la producción petrolera venezolana. Entonces es necesario que se haga una reforma a fin de que las empresas privadas que son socios B, es decir, las empresas que tienen menor participación accionaria en la empresas mixtas, pasen a tener mayor grado y porcentaje de participación accionaria, incluso la mayoría, de manera que puedan proveer una inversión mayor y puedan, por lo tanto, darse innovaciones tecnológicas que facilitarían un aumento de la producción petrolera a largo plazo bajo un contexto de un modelo de sostenibilidad para la industria petrolera venezolana.
Es un hecho evidente que el mundo se mueve cada vez con mayor velocidad hacia una etapa de descarbonización y reducción del consumo de energías no renovables como el petróleo ¿en qué posición queda nuestro país ante esta tendencia? ¿la industria petrolera venezolana tiene oportunidades de crecimiento y evolución o está condenada a estancarse? ¿Cuáles son los retos y oportunidades de la industria petrolera venezolana?
Hoy hay dos pilares institucionales dentro de la industria petrolera mundial que son la eficiencia energética y el desarrollo sustentable. Y podemos ver que las grandes petroleras hoy en día están desplazándose de los combustibles fósiles y están promoviendo un nuevo paradigma de las energías renovables. Esto todavía no quiere decir que ya las energías renovables preponderen a lo largo del mundo. El petróleo, de hecho, sigue siendo hoy la principal fuente energética en el mundo. Pero sí es evidente que actualmente se está fomentando una investigación y desarrollo para alentar un uso eficiente de la energía y un mejor uso de los recursos naturales en favor de la creación de energía limpia. Además, esto estimula menores costes económicos y, por ende, mayor productividad energética.
Considero que Venezuela tiene oportunidades de crecimiento y de evolución en este sector porque allí la oportunidad se hace materializable en el capital natural. Hoy en día no solamente contamos con la represa del Guri que provee el 60% de la energía eléctrica en el país, sino que además se tiene un capital natural relacionado con algunas penínsulas que son favorables para la creación de parques eólicos offshore y parques eólicos a lo largo de las costas venezolanas. También por el clima, en Venezuela pudiera estimular el uso de la energía fotovoltaica. Evidentemente, el capital natural que tenemos no infiere directamente en generación de riqueza, sino en oportunidades que se pudieran aprovechar para transformar el capital natural en desarrollo económico a través de una buena evolución de los servicios públicos, sobre todo los que están ligados al tema energético.
La industria petrolera venezolana, en este sentido, está quedando muy rezagada, así como los retos tienen que plantearse en torno a una actualización de todos los planes estratégicos y acoplarlos a los que está llevando a cabo la industria petrolera a nivel mundial en cuanto a la diversificación del negocio energético. De modo tal que PDVSA pueda promover nuevas ventajas, desarrollar nuevo capital humano entorno a las energías renovables y, por tanto, estimular la descarbonización y reducir la emisión de gases con efecto invernadero.
Pero esto todavía no es materializable, ni siquiera a nivel mundial, porque estamos en un proceso de transición. Todavía hay problemas a nivel mundial que solventar en relación con la circulación y almacenamiento de la energía limpia que se genera. Pero sí es necesario que haya una diversificación a lo interno del negocio para poder explorar nuevas áreas energéticas.

Economista UCV
@carsan_96

