Mercados biológicos: La economía desde el punto de vista evolutivo

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Imagen: La verdad noticias

Por: María Eugenia García y Jesús Martínez

Caracas, 14 de diciembre de 2020

Como ya es conocido por todos nosotros, la economía es la ciencia encargada de estudiar la distribución eficiente de los recursos escasos para satisfacer nuestros deseos y necesidades infinitos. Dichos deseos y necesidades son satisfechos mediante bienes y servicios que producimos y comercializamos, los cuales, en un mercado competitivo, se transan libremente y para determinar el precio y la cantidad es necesario la interacción de una oferta y una demanda.

No obstante, es importante aclarar que la economía también tiene que ver fundamentalmente con la toma de decisiones. En este sentido, desde el inicio de los tiempos, el ser humano se ha encargado de hacer economía, desde que decidió salir del África a conquistar los rincones más recónditos del mundo, hasta cuando decidió domesticar el trigo o conquistar “El Nuevo Mundo”. En el interín ha estado transando, negociando, produciendo y consumiendo, pues desde que nacemos, como personas, tenemos necesidades. Eso es cierto, pero de hecho, cada pequeña acción de nuestra vida (levantarse a ir a trabajar o seguir durmiendo) incluye decisiones en las que utilizamos la lógica económica. Esta nueva definición de lo que es “hacer economía” que es la nueva ola entre los pensadores de esta ciencia ha alejado la tradicional definición de economía como una “ciencia social”. Cierto número de investigaciones recientes han encontrado que las leyes económicas tienen aplicaciones en el terreno biológico donde participan animales y plantas de todo tipo.

Es en este tipo de interacción natural en el que se crean los llamados “mercados biológicos” o lo que se conoce como mutualismo, y no es más que la interacción de organismos de distintas especies y se logra que, una o ambas especies logre un beneficio de supervivencia y reproducción. Es un fenómeno esencial para la naturaleza y para el desarrollo de las especies involucradas y su respectivo ecosistema.  El mutualismo se puede dar de tres maneras:

1) Recurso – recurso: Las dos especies involucradas en la interacción obtienen el mismo tipo de recurso. Un ejemplo de esto es la relación entre un hongo y las raíces de las plantas terrestres, relación conocida como micorriza, en la cual ambas especies se benefician: la planta recibe del hongo nutrientes, minerales y agua​ y el hongo obtiene de la planta hidratos de carbono y vitaminas que él por sí mismo es incapaz de sintetizar.

Imagen: Ecología verde

2) Servicio – servicio: Ambas especies son beneficiadas por un servicio que ofrece la otra. Un ejemplo de esto en el reino animal es la relación entre el pez payaso y las anémonas.  La anémona es un depredador marino que posee unos tentáculos altamente venenosos, pues desprenden una toxina  llamada actinoporins, que tiene un efecto paralizante, por otra parte, el pez payaso es un animal muy colorido, por lo que tiende a atraer fácilmente la atención de otros depredadores.  En esta relación ambos organismos prestan un servicio, pues el pez payaso es inmune a la toxina emitida por las anémonas, lo cual le permite moverse entre los tentáculos de ella, encontrando refugio, alimento y protección contra peces más grandes. Por otra parte, la anémona también se beneficia de esta interacción, pues el pez elimina parásitos y otros organismos que la perjudican, además de oxigenar los tentáculos de la anémona con el nado del pez payaso, lo cual le permite tener mayor y mejor flujo de agua.

Imagen: Clarín

3) Servicio – recurso: Una de las especies se beneficia de un recurso y ofrece un servicio. Este es el tipo de mutualismo más común en el reino animal. Ejemplo de esto es la relación entre el tiburón y las rémoras. Las rémoras son peces que evolutivamente han evolucionado debido a la necesidad y dificultad que tenían para conseguir alimento, defenderse de otras especies y reproducirse, modificando su primera aleta dorsal a una ventosa de discos laminados adheribles a la piel del tiburón debido a la fuerza de succión.

La rémora se beneficia de la asociación con el tiburón porque en cierta manera está garantizando su alimento (se alimentan de los restos de comida que se le escapan de la boca al tiburón) y su supervivencia, al ser protegida. El tiburón, por su parte, se beneficia del servicio de la rémora porque este pez hace limpieza a sus dientes y se alimenta de parásitos, que puedan generarle alguna enfermedad al tiburón.

Imagen: Vista al mar

Otro ejemplo de mutualismo servicio – recurso es la polinización, en la cual las abejas que atraídas por la dulzura de las flores, sorben el néctar que hay en su interior y sin saberlo se impregnan del polen de la planta, llevándolo a otra planta y así propiciando el intercambio genético entre plantas.

Imagen: Ejemplos

Un estudio realizado por Redouan Bshary, profesor de Eco-ética de la Université de Neuchâtel en Suiza, ahondó un poco más a profundidad el primer caso de mutualismo servicio – recurso. Bshary investigó la interacción de peces limpiadores como las rémoras con peces más grandes como los tiburones y descubrió que la interacción entre “limpiadores” y “clientes” obedece a una situación económica. Los limpiadores quitan más de 1.000 parásitos al día, esto es un servicio muy importante para sus clientes. A veces, más de dos clientes buscan la inspección, compitiendo por el servicio, por lo que activamente tratan de acoplarse a los limpiadores en el procedimiento de limpieza. Así que, en realidad, ambas partes, los clientes y los limpiadores participan en un juego de mercado.

Para entender el contexto, el primer aspecto a señalar es que cada limpiador posee un territorio especial o “estación de servicio” donde ofrece este servicio a sus clientes. Lo segundo, es que, de hecho, este es un procedimiento muy importante para los clientes, por lo que usualmente tienen que esperar en línea para el servicio cuando los limpiadores están muy ocupados. Lo tercero es que los limpiadores pueden engañar a sus clientes y en vez de parásitos, pueden comer pequeños trozos de piel de sus clientes.  Ahora bien, el tipo de cliente se divide en dos grandes grupos: i) clientes que viven cerca, son residentes y no viajan mucho, por lo tanto, son muy dependientes de su estación local. ii) clientes itinerantes, entre los que se cuentan depredadores, que pueden viajar mucho, por lo tanto, son exigentes y pueden cambiar fácilmente de estación de limpieza.

Imagen: Antena 3

¿Qué pasaría si dos clientes llegan a la estación de limpieza al mismo tiempo? ¿Cuál cliente debe recibir el servicio de primero? La teoría del mercado predice que los limpiadores deben dar prioridad a usuarios itinerantes, los clientes exigentes, pues estos clientes pueden cambiar de estación fácilmente y los limpiadores perderían a este cliente. Al mismo tiempo, la teoría del mercado sugiere que los limpiadores deben dar prioridad a los depredadores y no engañarlos porque pueden tomar represalias.

Los resultados del estudio mostraron que los limpiadores tienden a mostrar buenas prácticas de negocio y que tratan mejor a los itinerantes. Así que si los residentes y los itinerantes llegan al mismo tiempo, los limpiadores siempre dan prioridad a itinerantes. Asimismo, la única categoría de peces que los limpiadores nunca hicieron trampa fueron los depredadores. Finalmente, en un servicio común y corriente, el cliente exigente timado no volvió a la estación y los que consiguieron un buen servicio volvieron en el 60% de los casos.

Por lo tanto, la evidencia sugiere que los animales están involucrados en los mencionados “mercados biológicos” donde intercambian bienes y servicios. Esto también ha sido estudiado por otros economistas y neurocientíficos al descubrir que los monos capuchinos y chimpancés son capaces de transar con bananas o conchas. Otros animales como los cerdos, asimismo, son capaces de tomar decisiones racionalmente económicas en su provisión de comida.

La teoría de los mercados biológicos sugiere que la selección natural puede favorecer algunos aspectos de la toma de decisiones, que facilitan la interacción efectiva de los mercados. Por lo que parece, la selección natural puede favorecer algunos rasgos, por ejemplo, nos permite juzgar la calidad de los socios, recordar la calidad del socio, buscar los socios efectivamente y, juzgar la honestidad de nuestros socios, lo que nos permitiría comportarnos eficazmente en los mercados biológicos. La teoría de los mercados biológicos predice que el intercambio de varios servicios y bienes en la naturaleza deben verse afectados por la ley de oferta y demanda, pero también permite explicar otros temas de relevancia como la dinámica en la supervivencia de los genes más aptos en las especies, ello ha abierto toda una área de estudio que involucra las matemáticas, la biología y la economía como lo es la “Teoría Evolutiva de Juegos”.

Es importante resaltar que existen diversos tipos de interacciones entre especies más allá del mutualismo, como el parasitismo, en el cual una de las especies perjudica a otra, sin matarla; el comensalismo, en la cual una de las especies se beneficia de la relación mientras la otra ni se perjudica ni se beneficia; la depredación, cuando una especie se alimenta de la otra; la cooperación, en la cual ambas especies se benefician pero pueden también existir por separado y la más conocida, la competencia, en la cual dos especies distintas dependen de los mismos recursos, por lo que la presencia de una especie tiene un efecto negativo en la otra y viceversa. Todas y cada una responden a contextos en el cual la teoría de los mercados biológicos tiene algo que decir.

En conclusión, la aproximación de los mercados biológicos sugiere que las especies han transado durante millones de años. No solo los seres humanos hacen economía, sino que tanto animales como plantas están inmersos en una interacción e intercambio de servicios y mercancías, y durante la evolución han desarrollado ciertos rasgos que les permite negociar eficazmente. Su toma de decisiones está muy afectada por la selección natural y la teoría de mercados biológicos sugiere que cada especie busca los mejores socios, y en la venta de bienes y servicios propios el precio será modulado por la oferta y la demanda ¿Esto significa que está cerca la economía de universalizar la ley de oferta y demanda? Aún parece muy apresurado hacer esta afirmación, pero, sin lugar a dudas, hemos avanzado muchísimo.

Referencias consultadas

Klucharev, V. (2014). Neuroeconomics: How the  Brain Makes Decisions. Biological Markets. [Video]. Higher School of Economics.

La Verdad. (2018). La remora, el acompañante perpetuo de los tiburones. Recuperado de https://laverdadnoticias.com/ecologia/La-remora-el-acompanante-perpetuo-de-los-tiburones-20180705-0063.html

Palmitos Park. (s.f). El pez payaso y su relación con las anémonas. Recuperado de https://www.palmitospark.es/blog/animales-y-flora/pez-payaso-anemona-relacion/

Raffino, M. (2020). Mutualismo. Recuperado de https://concepto.de/mutualismo/